A los que se quedaron
En medio de la confusión y la destrucción que ha vivido tu corazón, tu alma y hasta tu vida siempre es bueno encontrar un momento para hacer un alto, un momento de parar un poco y no sólo para dejar de sentir esa tristeza que siente tu corazón, ese dolor en el alma que se siente tan real, esa desilusión que te ha borrado la sonrisa que en un momento tenías dibujada permanentemente, sino para recordar todas aquellas cosas que te ha enseñado y que te ha dado esa momento pero sobre todo para reconocer y apreciar esa pequeña luz que se ve a lo lejos con la visita, la llamada o el mensaje de cada uno de tu gente.
En todo proceso de recuperación, sanación y reconstrucción interna siempre existe un factor esencial que damos por hecho pero que pocas veces valoramos y apreciamos como debería de ser, ese factor se llama «AMIGOS,» que sin importar tiempo y lugar ellos están presentes.
Esos seres que están de manera incondicional a tu lado, que siempre te escuchan aunque les cuentas la misma trágica historia una y otra vez; que te han limpiado las lágrimas incontables veces, que no les importa recibir miles de mensajes de tu parte diciendo lo mal que te sientes, lo triste que estas y ellos no se cansan de darte palabras de aliento, regaños y mensajes de cariño para mostrarse presentes y demostrarte que no estás sola.
Superar estos momentos depende en gran parte de la fuerza interna de cada uno para luchar por y para nosotros, no obstante, hay una parte importante que depende de esas personas que llamamos amigos, pues simplemente son un recordatorio constante de que no estás sola y no importa que tan insoportables seamos en depresión, cuan enojados estemos, o cuántas lágrimas derramemos, los amigos verdaderos estarán ahí siempre dispuestos a escucharnos, a leernos y abrazarnos.
Y justo por lo esencial que ellos han sido en este proceso de sanación, es que les dedico estas líneas, para darles las gracias infinitas por estar, pero sobre todo por permanecer justo cuando mis demonios salieron como caja de Pandora y aún así se mantuvieron cerca recordándome como reconciliarme conmigo misma y con todos esos demonios…. simplemente gracias a quiénes fueron, son y seguirán siendo esa luz al final del camino que me recuerda que eventualmente todo estará bien.