A mi abuelo
Imagino que descubriste nuevos mundos mucho antes que muchos que podían y querían hacerlo. ¿Cómo hiciste para a cualquiera de tus años, ser una gran persona?, ¿naciste siendo grande?
¿Errores?, en ti no los conozco.
Dime abuelo, ¿qué se siente tocar el cielo, recorrer miles de kilómetros de montañas de lado a lado del país y saber a la perfección la posición de las estrellas?
¿Por qué a tus sesenta y tantos aprendiste a dominar los vídeo-juegos en la década de los 90?, desde entonces te robaste mi querer.
Abuelo, ¿tan bien me portaba yo como para que siempre me consintieras?
Cada que cumplía años, hasta mis 15, tú me regalabas un dolar. Abuelo, ya mero cumplo 28 y aunque hace años no me das mi dolar de cumpleaños… déjame decirte que no lo quiero, aunque sí lo necesito, y a como están las cosas podría hacerme millonario con esos billetitos verdes; sin embargo para mi próximo cumpleaños, te propongo irnos de viaje, pero un viaje chingón… tan chingón que no tengamos la necesidad de salir de tu cuarto, que si salimos sea sólo para ir por nieve y volver acostarnos y gastar mi tarde viéndote sonreír.
Me encantaría leerte esto, pero sé que tus oídos con los años han ido sufriendo sus consecuencias por escuchar motores de camiones y trailers por días y semanas continuas; aunque esas circunstancias, quitando el problema del oído, creo que te hicieron más fuerte.
Quiero ser como tú siempre, porque sé que tú en algún momento de la vida te viste reflejado en mí, salimos igual de rebeldes.
Te amo y aunque sé que te causa gracia y hasta quisquilloso te pones al sentir que te doy un beso en la mejilla, te mando uno, dos, hasta tres… mientras no me tires de manotazos, ahí me tendrás a tu lado y si me los tiras bienvenidos sean, de ti quiero todo.
En estos días iré a verte para saludarte y atenderte, dar un poco de mi vida por ti, que siendo justos no es nada comparada con toda la vida que tú por mí diste; pero bueno, es algo que quiero ofrecerte, y aunque medio me escuches y no…