A tu llegada…
A tu llegada, la tierra lucía seca como consecuencia de tu abandono,
a mi llegada la tierra lucía misteriosa, difusa para leer e interesante para explorar.
a mi llegada la tierra lucía misteriosa, difusa para leer e interesante para explorar.
Las palabras dieron aliento a emociones nuevas, que en realidad simplemente redescrubrí,
permití les quitaras el polvo que las mantuvo prisioneras en un balde escondido en alguna parte de mi tierra.
permití les quitaras el polvo que las mantuvo prisioneras en un balde escondido en alguna parte de mi tierra.
Sangre nueva, actitud renovada, horizonte airado con aroma a incertidumbre –
y aún sin saber acepté la invitación, tomé tu mano para entrar, para vivir, para saber más de ti.
y aún sin saber acepté la invitación, tomé tu mano para entrar, para vivir, para saber más de ti.
Sorpresivamente cada duda fue resuelta, tu corta edad no impidió madurez,
tu temple marcó la diferencia y mi resistencia armonizó las hebras sueltas para que al final,
los meses presenciaran las claves ocultas en nuevas formas de amar.
Sonrisas nerviosas a consecuencia de luces esporádicas,
recuerdos de néctar saboreado durante pequeños instantes
y ansiedad diaria por sentir la piel del amante constante y nunca habitante.
