A un posible ‘yo’ futuro…
Si ves por ahí al otro yo, al que quería ser, pregúntale si es feliz. Aunque esté tentando una orilla cualquiera o cruzando una calle olvidada, clávale las pupilas y pregúntale…
Pregúntale si alcanzó todos sus sueños,
si se lanzó al mar como quería,
si echó a la vida la misma cantidad de empeño que de azar y la suerte le sonrió como siempre lo hizo.
Pregúntale si aún cree que hay más mundos que éste, si allá afuera se puede correr, si la madurez le valió para ampliar su mente y no para disminuirla, si su visión creció junto a sus años en vez de hacerse de una vista angosta.
Pregúntale si, a pesar de todo, sigue sonriendo, si va por la vida sin tenerle miedo a la muerte, si aún sueña con cambiar al mundo o si ya lo hizo, o si mantiene la esperanza en alto de que todo puede mejorar.
Por favor, te lo pido, si sacas a pasear al perro de madrugada, si en un parque de la esquina te tomas un respiro matinal, búscale ahí, en una de esas bancas, siéntate al lado suyo -a mi lado- y cuestiónale todo.
Si aún conserva a tantos amigos,
si le costó trabajo dar el primer paso,
si en verdad me habría sido tan difícil comenzar…
Pregúntale a ese yo si lo cambiaron las causas, si la sal del tiempo rompió sus heridas y, aun doliendo, las sanó.
Pregúntale si todavía ama la vida como yo antes de ceder, si de verdad fue tan difícil conservar la perspectiva y levantarse cada vez; si su decisión fue suficiente para seguir, si alguna vez se quebró o si aprendió a repararse…
Pregúntale si tuvo que crecer su fortaleza para poder con más, si de verdad se solucionó todo con rezar, si siguió creyendo en el amor eterno o si aún ama, si sigue teniendo la claridad para ver el alma humana pender de un hilo dentro de la sociedad.
Esto va al yo posible de un futuro ufano, al yo que seguro seguiría picando piedra para abrir caminos: si alguna vez, en muchos años, ves caminando por ahí a una figura curiosa…
pregúntale si es extraño que un yo alternativo y fracasado te voltee a ver
y aunque sienta nostalgia de lo que pudo ser,