«Ahora sólo eres alguien a quien solía conocer»

No sé bien cómo deba de saludarte, pero bueno comencemos con un «Hola». Tantas veces escribí cartas para decirte que te amaba y hoy te escribo para decirte adiós, aunque todo esto se quede conmigo, tal vez, pero para mí esto es un adiós. Me quedé con muchas cosas que decirte y realmente esperaba que me buscaras, pero no, no lo hiciste. Y me esperanzaba un poco cada vez que escuchaba que tocaban la puerta y mi corazón se rompía un poco más cada vez que veía que efectivamente, no eras tú.

Y todos los días le pido fuerza a Dios para que me ayude a salir de esto porque pensaba que tú eras el hombre de mi vida y que como me habías prometido te ibas a quedar para siempre, pero no, no te importó lo que yo sintiera, simplemente me dejaste ir. Aún así yo no te guardo ningún tipo de rencor, fuiste alguien que me hizo muy feliz y incluso sigo creyendo en ti, en lo nuestro.

Pero eso ya está dentro de mí, está guardado, ahora sólo es un recuerdo de lo que una vez fuimos. Porque al parecer ahora nos hemos convertido en unos extraños que se conocen perfectamente bien. Y cada noche he soñado contigo, sueño que somos felices, por lo menos en mis sueños sí quisiste luchar. Hubo veces en las que debí haberme alejado y sin embargo me quedé porque te amaba. No me gusta pensar mucho en las cosas que pude haber hecho o que tú pudiste haber hecho para continuar, simplemente porque el »hubiera» no existe y lo único que tenemos es el ahora. Y cada día que pasa voy tratando de dejarte atrás, sin embargo creo que siempre habrá cosas que me recuerden a ti, porque no puedo destruir los lugares en los que estuvimos juntos, y porque como tú me dijiste un día «los lugares especiales nunca se olvidan».

Comprobé que ya éramos extraños el día que me viste y fue como si no me conocieras, como si nunca hubiéramos compartido parte de nuestras vidas, como si nunca hubiéramos tenido sueños juntos, pero a pesar de que ha sido de las cosas que más me han dolido, me sirvió para darme cuenta que yo también te puedo mirar como un extraño, con recuerdos en común claro, pero que puedo seguir adelante, tú mismo me has ayudado a salir de todo esto.

Y te agradezco cada momento y cada sonrisa que me regalaste y todas las cosas que aprendí y las que me hiciste sentir. Y por último comprendí que las personas no siempre son lo que te muestran, pero con el tiempo se manifiestan como son en realidad.
Y como dice una canción «ahora sólo eres alguien a quien solía conocer«.