¿Al amor también le importa la clase social?
«El amor no es suficiente», seguramente te ha tocado escuchar esta frase en más de una ocasión. Y seguramente también te ha tocado ver durante años melodramas matutinos donde el hombre rico se enamora perdidamente de la chica que trabaja de empleada en su mansión o viceversa; una gran mujer empresaria y millonaria se enamora de su chófer, se casan, tienen hijos y viven felices para siempre, sí; la cenicienta moderna, pero siendo realistas y tomando en cuenta lo difícil que es encontrar a nuestra media naranja en estos tiempos…
¿Realmente se puede llegar a construir una vida con alguien que no es de tu misma condición social? y con esto no estoy diciendo que la economía importe, si no la cuestión cultural; y no es que unos sean mas que otros, sino que simplemente, es diferente.
Desde el momento en el que nacemos, ya estamos inmersos en un contexto social influenciado por una cultura particular; nuestra familia, quien es la encargada de impartirnos todas las características que nos definirán mas adelante: la religión, la educación, los valores, la forma de hablar, de pensar, las prioridades y las ambiciones.
No es muy difícil darse cuenta que son nuestros padres; quienes moldean nuestra personalidad, son nuestros ejemplos desde muy pequeños: nos hacen fuertes, estudiosos, responsables, seguros de nosotros mismos, artistas, deportistas, genios, o todo lo contrario; todo esto tomando en cuenta lo que nos rodea, el lugar donde nacemos y crecemos. Se dice que en nuestro país; no es lo mismo crecer en el norte, en el sur o en el centro de la república, tal es el caso de lo que se piensa acerca de los poblanos por ejemplo que se les etiqueta de «mochos» «materialistas» o «presumidos» o los regios conocidos por ser «codos» y ni hablar del concepto que se tiene de las personas que son originarias del distrito federal, no tengo que mencionar apelativos para que sepan de lo que hablo.
¿Qué tiene que ver el entorno y la cultura en una relación de pareja, si ahí nada más tienes que dar amor y recibirlo?...
Parece fácil decirlo, pero hacerlo y no morir en el intento es otra cosa. La mayoría de las veces suele terminar en situaciones desagradables. Por un lado, están las situaciones provocadas por personas ajenas a la relación, como pueden ser familiares y amigos, el típico «Te mereces algo mejor» de la mejor amiga o el «no coincide con la educación y los principios que te hemos dado» de los padres. Volteando la moneda tenemos el «Esa chava no es para ti » o » Aléjate de esa señorita que es bien «fresa», mejor busca a alguien que sea igual que tú. Algo así como la trágica historia de amor entre Ulises y Renata.
Y por el otro lado tenemos esas diferencias que dependen de la pareja. La historia de dos personas que se conocen, se gustan e inician una relación, llega el momento de convivir en el contexto del otro; es cuando se pone a prueba todo,las chispas empiezan a saltar,debido a que lo que se ve,no es a lo que se esta acostumbrado; pero, se siente afecto por la pareja y entonces se entiende que hay que hacer un esfuerzo pequeñito, por comprender al otro en vez de criticar; al final; «son cosas superficiales que no tienen importancia; lo importante, es que lo o la amo».
La situación se complica mas cuando son personas totalmente diferentes en el sentido de la educación; podría decir que gracias al machismo que aún se vive en nuestro país, a pesar de estar en pleno 2015. Pongamoslo de las dos formas; si él tiene mayor preparación académica lo verá como una característica sobre de la mujer, en cambio, si ella tiene mayor preparación académica, en la mayoría de los casos, él lo verá como una amenaza que pondrá a prueba sus capacidades como hombre.
Vuelvo a lo mismo, se tiene el estereotipo de que él es quien lleva todo el poder en una relación, él domina, no ella. Y si me lo permiten, considero que quizá, este es el punto mas importante, que definirá el resto de la vida en pareja; ¿Por qué?, porque hablar de educación es hablar de la cultura que se va adquiriendo conforme pasan los años académicos, ¡y eso repercute en muchísimas cosas!; la complicidad de dos amantes al tener un tema de conversación que los apasione y les permita retroalimentarse, el apoyo entre él y ella dentro de la vida profesional, sentimientos de admiración, de orgullo al saber que la persona que se tiene a un lado es simplemente el mejor partido del mundo.
Tampoco digo que sea imposible de lograr un equilibrio; siempre se tiene la oportunidad de luchar para permanecer a lado de la persona que se ama, pero esto sucederá sólo si se desea verdaderamente, es muy difícil cambiar una situación que se ha vivido toda la vida y la mayoría de las veces, no sucede. Se permanece estancado hasta que se llega a ese punto en el que después de estar juntos cierto tiempo, de ser respetuoso, e intentar encajar en el mundo del otro; en el que dar todo el amor, definitivamente no es suficiente, porque ya no son situaciones que dependan de uno mismo, si no del otro, y ya sabemos que nadie cambia por otra persona, ¡mucho menos va a dejar lo que aprendió desde niño!
Terminas la relación, desgastado en otro sentido, ya sea que intentaras bajar o subir, terminas siendo alguien que no conoces, ya no sabes ni que es lo que quieres.
Y quizá lo que da mas coraje es ver meses después que esa persona a la que tanto amaste, ahora si tiene una relación perfecta, se entiende con su nueva pareja, se aman con locura, se adoran y no pueden estar separados ni un momento, es cuando caes en la cuenta; esa nueva mujer, o ese nuevo hombre en su vida, es de su misma clase, con las mismas ambiciones, los mismos objetivos, las mismas formas de pensar para bien o para mal eh , es cuando dices «Y yo que le daba todas las oportunidades para salir adelante, que le di amor, y le mostré lo mejor de mí, te das cuenta; » La ley de la física que dice «contrarios se atraen, iguales se repelen», no aplica en el terreno amoroso.
Yo creo que el amor, en primera instancia no es clasista, porque no escogemos de quien nos enamoramos; sin embargo si hay que tener en cuenta lo que somos, lo que valemos y lo que buscamos para nuestra vida. Es verdaderamente desgastante permanecer en una relación en la que siempre se ve el vaso medio lleno, ya seas tú, o tu pareja la que siempre esté inconforme o incluso vulnerable por sentirse en desventaja. Tampoco me gusta hacer mucho caso de esa escala clasificadora, pero sí, la realidad es que intentar encajar dos culturas distintas es muy difícil.
El amor no es un privilegio de unos cuantos, es un sentimiento que todos y cada uno merecemos vivir, de la mejor manera posible, las parejas son para complementarse, para apoyarse y respetarse, no para competir. Encontrar en este camino a alguien como nosotros nos acerca cada vez más a recibir lo mismo que damos y a poder cumplir satisfactoriamente nuestras expectativas de vida.
Al final, cada quién tiene, lo que se merece.