Algo extraño… Parte 1. ¡Te encantará!
Después de un buen fin de semana, todo volvía a su normalidad. Lunes y debía de ir a la escuela; cuando sonó el despertador obviamente no quería despertar. Me levanté medio dormida y me fui a preparar una taza de té. Mara, mi compañera de departamento no estaba, se había quedado en su ciudad y volvería en dos semanas, por lo que la casa estaba en total silencio, faltaba su música por la mañana.
Cierra bien- Me decía mi mamá cada vez que me quedaba sola. Nunca he sido miedosa, pero prevenía.
Me gusta estar sola, es como tener espacio para gritar, cantar y hacer lo que quiera, aunque claro, también extrañaba la compañía de Mara.
Cuando llegué del trabajo me disponía a hacer comida cuando noté que faltaba mi vaso, no es nada especial, pero era el que siempre usaba yo y juraba haberlo dejado en la mesa en la mañana, pero no estaba por ningún lado. Supuse lo había perdido, me di por vencida y aunque me pareció muy raro di por terminada la situación…
Pero fue algo que rondó mi cabeza por horas, ¿cómo era posible?, ¿dónde lo había dejado?… En fin, no ganaba nada, era un vaso, pero la situación era muy extraña.
Se te están olvidando las cosas- me decía Luis, mi novio, mientras hablaba con él por teléfono.
De nuevo me pasaban cosas extrañas, o eso pensaba yo, cuando volví del gimnasio en la noche, me di cuenta que sólo había cerrado una de las puertas, y sabiendo que mi mamá se preocupaba y que la casa estaba sola, siempre cerraba todo, estaba segura de haberlo hecho. Empecé a preocuparme, pero no había nada fuera de lo normal, no parecía que hubiesen querido entrar y todo estaba en orden. Tal vez traía la cabeza en otras cosas, que realmente me había olvidado cerrar; aunque era la primera vez que me pasaba.
Cené algo, me cercioré de cerrar bien, apagué las luces y me acosté, pero dejé la luz del pasillo prendida, siempre lo hacía, soy de las que se levanta mil veces al baño y dormida termino topándome con todo.
A eso de la 1 fue una de las primeras veces que me desperté y me di cuenta que la luz estaba apagada. Abrí los ojos bien y la prendí y no estaba fundida, ¡Estaba segura de haberla dejado prendida! Esto ya no andaba bien, empecé a sentir miedo, pero ¿Qué hacía? No había nadie, no podía hablarle a nadie, ¿para qué?
Le marqué a Luis, tal vez escucharlo me calmaría…
2, 3 llamadas y nada. Estaba dormido obviamente.
Obviamente el sueño se me había espantado y mi mente estaba en blanco, era algo tonto, pero estaba asustada y no sabía qué hacer.
Recordé que hacía unos días se había cambiado un muchacho al departamento de enseguida, nos presentamos y parecía un buen chavo, pero me daba un poco de pena molestarlo a esta hora, no sé tal vez podría hablar con él o podría ayudarme a checar la casa, o simplemente era la excusa para no estar sola.
Cuando le toqué noté que la luz de su cocina estaba prendida y vi movimiento, pero no me abría, tal vez no quería hacerlo, y decidí irme derrotada.
Me acosté y me acurruqué abrazando una almohada… Sin darme cuenta me quedé dormida…