Amores del siglo XXI: ¿Dónde ha quedado el amor?
Me pregunto dónde ha quedado el verdadero amor, ese que se demostraba con detalles tan inocentes como una rosa de la vecina, hasta subir por un balcón sólo para ver a esa persona que se amaba; dónde quedó el valor de enfrentar a todo aquel que se interpusiera entre la relación de ambos; dónde quedaron esas agallas de luchar día a día, para demostrarle al ser amado que sí valía la pena…
Dónde han dejado las cartas, esas que se escribían con lágrimas y que demostraban tantos sentimientos tan sólo en un trozo de papel; dónde quedaron los caballeros que enamoraban con palabras bonitas y que se entregaban a una sola persona, dónde quedaron aquellas damas que se respetaban y respetaban a su pareja, dónde ha quedado ese sentido de complicidad hacia una sola persona.
Regularmente, escucho decir que “Estamos en pleno siglo XXI y que eso hoy en día ya no tiene más importancia” irónico… Yo una persona de su bonito siglo XXI no pone fechas ni años que definan los valores de una persona; para mí como persona, no existe año ni siglos para el respeto, dignidad como persona, entiendo que cada vez existen nuevas cosas, pero yo sin ser exagerada, no dejaré de apreciar lo arcaico; eso que en mi opinión tuvo más valor que estados en redes sociales de ahora, que te amo a través de pantalla.
Yo como personas de valores, aún valora mucho aquellos detalles que ahora a la gran mayoría ya no le interesan, hubiera querido ser de aquella época donde aún existían las cartas, las amistades sinceras, allá donde aún se valoraba la esencia de la gente y no lo físico, allá muy lejos donde unas rosas eran mejor que una botella de alcohol o un cigarro; donde prefieras pasar una tarde leyendo un buen libro a irte de antro por la noche, donde hablabas con tu familia en la cena y no donde ahora no dejas ni un solo minuto el celular cuando te encuentras con ellos.
Creo que yo nunca he pertenecido a este siglo, no podría entender porqué todos tus problemas de pareja ahora dependen de un simple estado y no de una buena charla, donde tus discusiones ahora sean por fotos y no por un problema real, no entiendo y creo que no podré entender ese punto; si bien comprendo que la tecnología avanza rápidamente, pero jamás podrá reemplazar sentimientos ni valores.