Ausencia de amor
-¿Qué podría ser peor?- Le pregunté mientras ella recogía sus ropas del suelo.
-Podríamos estar enamorados, podríamos querer amarnos.- Me dijo mientras se vestía.
-Tienes razón, entonces, esto es sólo sexo, ¿no?
-No, esto es la vida que nos tocó vivir a ambos. Fingió una sonrisa y comenzó a desnudarse de nuevo.
Era como si nada importara, casi como una ausencia evidente de sensaciones y emociones.
No puedo ya reprochar de esto, pues como ella lo dijo minutos antes de volver a hacerme ese buen sexo oral que sólo ella sabe hacer, “esto es la vida que nos tocó vivir a ambos”.
¿Y si tiene razón? ¿Y si en realidad el amor no existe en mi vida? Por más que buscara, en realidad, tendría que conformarme con simple sexo vano y vacío.
¿Cómo se puede vivir tan tranquila, sabiendo que jamás nadie te amará? ¿Sabiendo que nadie jamás sentirá lo que tu amor es capaz de lograr? ¿Cómo se puede vivir cogiendo sin siquiera sentir?
¿Y si ya no quiero seguir así? ¿Y si tal vez, jamás deseo saber lo que es el amor? ¿Y si dejo de pensar en tantas estupideces y me dejo llevar por el placer carnal?
Y si… Tal vez…
Al menos hoy sé, que no soy el único que perdió la fe en esa magia, en esas ideas, en esas ilusiones, el único que perdió la fe en el amor; al menos hoy sé, que tendré con quién coger para sosegar el vacío de esta vida miserable, de esta vida llena de desamor.
-¿Sabes?
-Dime…
-Esto no es sólo sexo..
-¿No? ¿Entonces? No te atrevas a decirme que estas enamorada de mí porque te…
-No, no seas idiota, esto es más que estar enamorados, esto es más que amor eterno y esas estupmásces efímeras que la gente tanto proclama sentir
-Anda mujer, ¡acaba de una vez!
-No te amo, no me amas, pero estamos juntos porque tenemos ese mismo vacío, esa misma necesidad, de que aunque sea unos segundos, sentir o soñar, con todo eso que los demás sienten, queremos sentirnos amados, queremos saber que alguien nos ama, queremos compañía, queremos consuelo, eso somos, somos nuestro propio consuelo. Somos compañeros de penas y de condena, porque somos iguales….
Nació el silencio y con él, el sueño, me dormí recostado sobre ella, con sus pechos sobre mi pecho y mi miembro aún dentro de mí… Amaneció, le besé y desde aquel día, ya no le he vuelto a ver, pero sé que al menos hoy, no estoy solo, que no estoy enamorado, pero sobre todo:
Que aunque en mi vida tal vez jamás exista el amor, soy feliz.
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