¿Y si me lastiman de nueva cuenta?

¿Qué pasa si de pronto te abren el corazón pero con la intención de llenártelo de flores, de besos, de magia incalculable? ¿Cuántas veces hemos soñado con el mago de nuestros días, el hacedor de risas, el hombre que para muchos no es el ideal pero para ti sería el perfecto? ¿Realmente le damos la llave a esa persona que llega, o quizás los miedos y fantasmas que nos rodean se apoderan de ella? ¿Será cierto eso que escriben por ahí que buscamos el príncipe azul y cuando finalmente aparece a su tono celeste le vemos «peros»?

Partiendo del hecho que muchas veces nos la pasamos exhalando mensajes del tipo: hombre encantado en qué parte del globo terráqueo estás, o exprimiendo a los aspirantes a príncipes que llegan hasta que se pongan azules, en contadas ocasiones cuando aparece «el efectivo» nos quedamos en el borde sin saber si dar el brinco o no.

Para que esto ocurra hay dos razones, o formas parte del bando «tengo una muralla muy alta para evitar piratas saqueadores de ilusiones», o «sigo sin estar lista» -(entonces culparás al ex o al primo de un amigo, o a los cambios hormonales, o la trágica vida que llevas desde que él arrancó con la llave)-, en fin, pongámonos de acuerdo, si lanzamos la sonda y nos asomamos para ser halladas, entonces piénsalo bien, nadie debe cargar con tus baúles y maletas llenas de historias intensas, tristes, frugales, o sempiternas dolencias.

Es válido vacilar, tener dudas y algún que otro miedito por ahí, al final lo masoquista no nos va a muchas y eso de pasar por tristezas como competencia de campeonato no es lo nuestro, pero date la oportunidad, fluye, tampoco somos tontas como para no saber si alguien puede valer las risas; ¿qué puede pasar? ¿Qué su azul se convierta en naranja? Bueno, lo dicho, la vida te premiará con una experiencia, te hará más sabia y podrás distinguir desde más lejos la gama que mejor se adapta a tu arcoiris.