Bullying: Lo fuerte que siempre seré
De algo estoy convencida: no importa cuánto te aborrezcan, la realidad es que te envidian.
«Bullying»… Esa palabra no existía cuando era niña, pero el acto en sí, siempre existió. Cómo no saberlo, yo fui victima de ello. Resulta que tengo un imán para caerle mal a la gente. Lo tengo desde muy niña. Todo en mí es algo «malo», «raro» o » diferente». Siempre nadando contra corriente porque no sigo una tendencia. Es malo si estoy «gordita», malo si no soy lista, malo porque soy inteligente, malo porque estoy sola o porque tengo compañía. Hablo en presente, el Bullying aún persiste; la única diferencia, es que adoro no ser lo que los demás quieren que sea.
Durante mi niñez, hubo quienes se ocuparon de hacerme trizas la vida, escondía mis zapatos por no ir a la escuela, con tal de no sufrir un golpe o una letanía de lo «mentirosa, habladora, metiche y chismosa» que era. Nunca tuve amigos, es irónico ser así cuando no tienes con quien serlo.
Siempre me pregunté, e incluso llegué a pensar que todo ese maltrato era culpa mía. «Debe haber algo malo en mí» pensaba yo. Ese maltrato me hizo considerarme fea, sin valor.
Resulta que al paso de los años me doy cuenta que eso malo en mí, son simplemente dos cosas, primera: soy un conflicto en dos piernas, soy introvertida pero soy polémica, lo cual llama la atención en la gente; y la segunda: SOY… «ENVIDIABLEMENTE MEMORABLE».
Al paso de los años, me he vuelto a encontrar con mis demonios internos y externos. A los primeros, los mantengo vivos, de vez en cuando es bueno recordar de dónde vengo; y a los segundos… Bueno, nos hemos reencontrado en siguientes etapas en las que » yo no recuerdo quienes son ellos, pero ellos saben perfectamente, quién soy yo». No es por un cargo de conciencia, sino más bien porque todo lo que ellos odiaban de sí, era lo mismo que envidiaban de mí.
Todo ello me hace pensar que soy inolvidable y que he dejado huella en sus vidas de tal modo que aunque yo no los recuerde, ellos me siguen llevando en su memoria y no por lástima, si no más bien, por todo lo que soy gracias a ellos. Pensaron que siempre me verían derrotada y ya comprobaron que en el suelo estaré muchas veces, pero jamás derrotada.
Cuando encuentro toda esta gente, (que por cierto no suelo saludar); su reacción primera es de asombro pues sigo siendo la chica fuerte, diferente y polémica que siempre soñaron ser y con una gran diferencia: «soy un espíritu libre».
Hoy por hoy sigo siendo odiada, pero ya no me afecta, pues quedar bien con nadie quiero. Me gusta lo que soy y aprendí a amarme. Ahora no busco evitar un conflicto «ahora el conflicto soy yo», pues nadie más en mi vida es capaz de lastimarme más «¡Yo no lo permito más!
El sufrir bullying es algo muy doloroso, si lo estás viviendo, de ti dependen las consecuencias futuras, ese dolor lo usas para salir adelante y ser inolvidable, o si te estancas en un ciclo que jamás cerrará. «El valiente llega hasta donde el cobarde quiere» y la mayoría de estos agresores, repiten patrones de los cuales son víctimas en sus hogares. Yo sufrí bullying y decidí que mis hijos no serán agresores y tampoco agredidos. Serán seres que amarán su propia humanidad sin generar violencia. Y es que definitivamente, una agresión hacia otra persona, significa que se odia algo de sí misma, o que ama lo que jamás se podrá ser.
Yo sufrí Bullying y mírame… Cuán inolvidable soy y lo fuerte que siempre seré.
Publicado por
Edith Neri Lic. En Ciencias de la Comunicación. Amante de la lectura, el cine y la música. Amante también de lo gótico, terror y suspenso. Enamorada del amor y la muerte. Mi pasión escribir. Mi cita favorita " ...Todo lo que he amado, lo he amado solo" (Fragmento del poema "Alone" de Edgar Allan Poe)
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