Carta a mi primer amor…
Ese primer beso no significó nada, absolutamente nada.
Sólo me dejé llevar por el momento, por tu mirada, por tu boca tan antojable… Tan húmeda.
Fueron tus manos en mi trasero lo que me hizo explotar de emoción.
Fue en aquel momento, en aquel día que supe lo que lograrías en mí…
Así transcurrieron exactamente 15 días hasta que todo llegó a su fin, pero no vayamos tan rápido, quiero contar cada día, cada instante, cada beso contigo.
Aquellos besos en el baño de la escuela donde me sentía la mujer más sucia del mundo, es tan ridículo como suena, mis piernas temblando, tu besando mi cuello dulcemente, acariciando mi cadera, lo normal en aquel momento de cachondez.
Aquel día en tu casa… El segundo día en tu casa para ser exactos.
Tú y yo solos en aquel lugar que te pertenecía…(Todos sabemos a dónde va esto).
Empezamos con besos, con caricias… Nada del otro mundo.
Y así fue hasta que tu mano llego a un lugar prohibido, para todos menos para mí. Te pedí que pararas, pues tenía miedo, me obedeciste , fuiste tan comprensivo, que decidí abrirte paso.
Desabrochaste mi pantalón, besaste mi ropa interior, y no sé de qué forma, pero ambos de un segundo a otro, ya estaban en mis pantorrillas y mis piernas arriba de tus hombros.
Te miré con miedo… Con demasiado miedo.
Me dijiste que me relajara, que te dejara hacerlo a tu modo, me besaste poco a poco y tu lengua ya estaba en aquella parte que nos hace únicas a las mujeres, se sentía tan bien…
De pronto vino la culpa, pensé en que eso estaba mal pero también me dije: «como algo que se siente tan bien, puede ser tan malo?» así que te deje seguir.
Al momento siguiente tus dedos invadían aquel hueco húmedo, sólo sentí una ligera presión y el amor se desbordó.
Después acabaste con todo, conmigo, contigo, con nosotros…
Lo arruinaste diciéndome adiós de una manera tan cobarde, tan… Ruín.
Me sentí tan fácil, tan imbécil. Pues entregué una parte de mí, al primer chico que me guiñó el ojo. Fuiste el primero en todo, mi primer beso, mi primer encuentro «sexual» y el primero que rompió mi corazón en miles de pedacitos , el primero…
Hoy a poco más de una semana aún no logro olvidarte, no sé cómo conseguirlo, creo que hay que darle tiempo al tiempo.
No extraño tus besos, ni tus caricias, ni tu lengua. Extraño aquel amigo que creía tener, con el que creía contar, aquel con el que podía platicar de todo.
No te odio, ni te desprecio ni nada de eso.
Te deseo todo el bien del mundo, que seas feliz con ella, por la que me dejaste, que ella te sepa apreciar y querer como yo algún día lo iba a hacer.
No me pidas que entienda el porqué lo hiciste, jamás lo entenderé, y menos cuando tú no intentaste ni explicármelo.