¿Cómo recordarte sin que duelas?
Cada día era el mismo desde que nos separamos. Ya no sonreía, no comía, no dormía, ni siquiera vivía. Me pasaba las noches en vela pensando un pretexto nuevo para acercarme a ti y recuperarte.
Quisiera volver a tu lado, regresar el tiempo a aquellos días en que pasábamos los mejores momentos viendo TV, jugando con tus sobrinos, cocinando, riendo, siendo felices. Quisiera volver a sentir tus manos sobre mi cuerpo, recorriendo cada centímetro de mí. Tenerte conmigo y admirar toda tu belleza exterior.
Lamentablemente todo en la vida tiene un final y algunos de ellos no son como en los cuentos de hadas o en las novelas de ficción. Hay finales dolorosos, finales tristes, fatales. El final de nosotros no fue más que uno de esos necesarios.
Había entregado tanto como había podido, pero a ti te di más de lo que pude haber recibido y aún así te amé con toda el alma, aún así estuve para ti cuando nadie más lo estaba, aún así me preocupaba porque estuvieras bien y no te pasara ningún mal… sin darme cuenta que quien te dañaba, quien te hacía sentir menos eras tú mismo.
No puedo tener un recuerdo tuyo sin que duelas, sin que se abra esa grieta que quedó donde se hallaba mi felicidad, sin que arda la herida donde me apuñalaste, tal y como hiciste contigo mismo. Fuiste egoísta y ambicioso, querías todo sin merecerlo y yo te lo daba en charola de oro.
Recuerdo aquel primer beso, ¿lo recuerdas? estábamos en plena avenida, toda la gente que pasaba nos miraba, pero ahí estábamos nosotros, felices por habernos encontrado aquel día. Recuerdo perfectamente el brillo en tus ojos, aquella emoción que aceleraba mis latidos, esa invasión de un cosquilleo por todo mi cuerpo, observaba cómo te acercabas lentamente a mi… hasta fundirnos en aquel beso.
Recuerdo la primera que vez que nos dijimos «Te Amo» los dos nerviosos, pensando en cómo reaccionaría el otro al decir aquellas palabras tan cortas, pero tan llenas de muchos sentimientos… y como siempre, tuve la iniciativa y te lo dije primero. De haber sabido que me fallarías así, hubiera preferido no amarte.
No comprendo qué es lo que haces tú para llevar una vida donde te inventas tus propias mentiras, donde haces las cosas para quedar bien con los demás, donde no quieres equivocarte para aprender, donde te olvidas de la persona que te entregó todo su amor y estuvo incondicionalmente para ti.
Hoy no sé de qué manera pensar en ti. He vivido estos últimos meses hundido en tristeza y dime ¿cómo te recuerdo sin que me duelas?. Tú mejor que nadie sabe que soy la persona más sentimental que existe. Me pregunto qué sientes cuando a tu mente llega mi recuerdo.
¿Sentirás lo mismo que yo? por supuesto que no ¿verdad?. Tú no eres de esa clase de personas que intentan tener empatía por los demás, sólo ves por ti y para ti.
Gracias a ti encontré un método infalible para poder recordarte si que duelas. Fuiste lo mejor que me pudo pasar y, estoy seguro, también fui lo mejor para ti, la diferencia es que yo lo aprecié en su momento y por ello ya no me dueles; por el contrario, tú no supiste apreciarlo y por eso ahora dime