Consecuencias de un error en la interpretación. 2/2
Estar con él fue como abrir la caja de pandora: cada día representaba una novedad, estaba lleno de sorpresas y cargado de un magnetismo que hacía la invitación a descubrir un poco más acerca de su ser. Guardaba en su interior los males de la humanidad representados en su pasado y en las situaciones que había tenido que sobrepasar.
Bebedor, mundano e imprudente, eran solo algunas de las características de su lado más oscuro, aparentemente inofensivo, pero con la capacidad de desatar un gran caos. Así es él, un desastre total y a la vez luz, es tanta luz como no se alcanza a imaginar. Compasivo y generoso como pocas personas quedan en el mundo, siempre en busca del bienestar de todos antes que del suyo, es sociable e irradia alegría y buenas vibras a todo lo que está a su alrededor, es leal con los suyos, es frágil pero a la vez duro como una roca, es de los buenos, de esos que están hechos de buena madera.
Fue artífice de mi lado más poeta y cursi, derrumbó barreras edificadas por prejuicios e idealismos con los que me encontraba totalmente armada. Construyó una gran confianza y nuevas perspectivas de ver la vida, logrando modificar mi tan rígida y cuadriculada forma de ser, pero sobre todo, dejó los cimientos de un mundo lleno de nuevas posibilidades para mí.
No cambió quien soy, pero con entera seguridad puedo decir que me hizo crecer. Fue un artista que pintó en mi rostro bellas sonrisas, dibujó para mí un universo más ligero, sin todas las presiones sociales de ser perfecto, de lo que está bien y está mal. Me mostró que cinco minutos pueden convertirse en instantes de eternidad, me dio la posibilidad de ser totalmente yo, sin tener que esconder mis defectos o mis temores; y me regaló un pedacito de su ser, que guardo siempre en mi llavero.
En ocasiones me pregunto si de haber sabido que llegaría a quererlo tanto, habría actuado de modo distinto. La respuesta no la sé, lo que sí tengo claro, es que no me arrepiento. Me di la oportunidad de explorar una parte de mí que no conocía, de conectarme con mi lado emocional. Me di la oportunidad de querer y ser querida y sobre todo, aprendí lecciones que me serán útiles el resto de mi vida. Y sí, es verdad, él causo un daño y lo sabe mejor que nadie, pero también dejó una huella positiva y eso es algo por lo que le estaré infinitamente agradecida.
Esta es la manera que tiene su bonita de darle a él una merecida despedida, inmortalizándolo con palabras de la mejor forma en que lo sabe hacer. Esta es la forma en la que cumplo mi promesa de estar para él cuando lo necesite y de hacerlo sentir mejor en los tiempos difíciles, porque sé que tendrá días en los que necesitará palabras de aliento y alguien que le recuerde que vale más de lo que cree y que todo el potencial que no se da cuenta que posee lo llevará lejos en la vida.
Hoy empieza su recorrido por los ojos de todos los que tengan la oportunidad de leer esto, con la esperanza de que algún día sean específicamente los suyos los que puedan repasar nuevamente la historia. Sólo espero que conserve aquellas 21 razones que lo hacen alguien genial, que le regalé para su cumpleaños, esto por si nunca se da por enterado que es a él a quien le pertenece este escrito.
Si alguna vez esto llega a él, quiero que sepa que no existe rencor, que las cosas están del todo bien y que lo recuerdo con cariño, por si algún día la vida nos depara un nuevo encuentro aquí o en alguna calle italiana y podamos sentarnos con tranquilidad a disfrutar de un café y una buena conversación.