Crónicas de un romance… Parte 2
El encuentro.
Recuerdo tanto aquel jueves 23 de enero en el parque Golden donde mire a Johana con su larga cabellera pelirroja, con una tez blanca, con sus mejillas rosadas y sus enormes ojos verdes que brillaban con el resplandor del sol, con una estatura promedio; era tan perfecta me dejo boquiabierto.
Ella iba acompañada de su mejor amiga Holly, ella era bajita de cabello castaño y ojos color miel con una tez color blanca. Iban caminando un poco lento alado del lago con un helado sabor pistache en la mano cada una. Yo encontraba con Santiago mi mejor amigo, un muchacho muy apuesto alto, pelo negro, ojos azulados, una tez aperlada.
Yo insisté a Santiago a ir con ellas a preguntarles sus nombres o su número telefónico, me había enamorado de ella sin conocerla, pero me bastaba el saber mi reacción al verla. Santiago se acercó primero y empezó a cuestionarlas, después llegué yo para preguntarle su nombre a aquella hermosa mujer. Me puse un tanto nervioso, al hablarle mi corazón empezó a latir mil por hora, la sangre me fluía a una igual velocidad que mi corazón, me sentí el hombre más dichoso del mundo.
Lo primero que le dije fue – Hola, me llamo Leonardo tú… ¿Cómo te llamas?-
ella me respondió -Johana- y sonrió
-Eres tan hermosa Johana – y le sonreí mirándola a los ojos
-gracias- dijo con una hermosa voz.
Yo quería seguirla frecuentando, así que muy animado le pregunté:
-¿Me podrías dar tu número de celular o tu Facebook?
-Claro, ¿tienes pluma y papel?-
-Toma una pluma escríbelo en mi brazo-
Ella muy amablemente lo escribió y me sonrió; antes de que ella dijera otra cosa, la invité a comer a un restaurante muy cerca que se encontraba por allí, vi que lo dudó un poco, pero después aceptó la invitación. Santiago y Holly decidieron unirse con nosotros, así que inmediatamente caminamos hacia allá.
Cuando llegamos al restaurante, a la mesera le pedí una mesa para cuatro personas y nos indicó dónde sentarnos; el lugar era muy bonito, por dentro tenía un bonito tapiz blanco con azul y todos los arreglos resaltaban muy bien era algo elegante y lujoso.
Antes de que ella pudiera tomar asiento, le retiré la silla muy caballerosamente y me lo agradeció con una hermosa sonrisa, después de ayudarla me senté, realmente no sabía qué decir o hacer lo único que yo quería era estar todo el tiempo posible con Johana.
Para romper el hielo decidí contar una anécdota que me había sucedido hace algunos meses.
-Hace algunos días en el colegio tuvimos una excursión a un parque acuático y como sabrán los pisos se mantienen húmedos, iba caminando bien campante con un licuado y una torta y de repente…
Antes de terminar Santiago me interrumpió con una enorme carcajada y a burlarse de ese día por cómo me había caído y empezó a hacer mímica de mi caída y enseguida Holly y Johana empezaron a reír.
Enseguida llegó la mesera -¿Qué van a ordenar?-
-A mí me trae un filete de carne con ensalada y un agua de Jamaica- contestó Santiago
-A mí me trae pescado en salsa verde y un agua de naranja- dijo Holly
Johana no se miraba muy contenta y no ordenó nada, yo sólo ordené un agua de horchata, pasando algún tiempo la mesera se acercó con lo ordenado y Santiago y Holly empezaron a comer.
-Johana, ¿estás bien?- pregunte
-Sí, no te preocupes, todo está bien-
-Johana ¿estás segura?, no necesitas nada?
-Voy a salir a tomar aire, enseguida regreso-
Al escuchar esas palabras me percaté de que algo andaba mal pero, no era de su total confianza como para hablarme de sus problemas así que decidí salir a acompañarla.
-Johana ¿necesitas algo?, sé que nos acabamos de conocer, pero te puedo ayudar o aconsejar, no quiero que estés así, te miras más hermosa con una sonrisa.
Ella sólo se me lanzó a los brazos derramando lágrimas, yo no sabía lo que le pasaba, pero me encanto el simple hecho de haberla abrazado, porque cuando la abracé sentí maripositas en mi estómago, pero también me partió el corazón verla de esa manera.
Jamás me había sentido así, estaba feliz y triste al mismo tiempo, le levanté la cara, la vi a los ojos y con mis manos le limpié las lágrimas –no llores, caminemos un poco- le dije
me soltó y poco a poco me fue contando lo que pasaba…
-Leonardo ¿Qué harías tú si tus padres se separaran?-
-Pues no sé, no tengo padres, nunca me dio por pensar en algo así-
-Discúlpame no era mi intenci…- la interrumpí
-Johana está bien no te preocupes pero, creo que lo mejor será que lo solucionaran entre ellos, no te preocupes, todo estará bien
Ella solo me sonrió y eso me bastó para saber que ya se encontraba mejor, así que la lleve de nuevo al parque para pasarla un rato bien.
Jamás lo olvidaré, hicimos tantas cosas… Alimentamos a los peces y patos en el lago que se encontraba en el parque, nos subimos a los juegos a pesar de que ni cabíamos, eso me fascinó, nos tiramos al pasto a rodar como pequeños niños y reímos a morir, nos sentamos bajo la sombra de aquel árbol con una frondosa sombra; jamás había vivido algo así, fue una experiencia inolvidable…
A las seis de la tarde recibí una llamada:
-Bueno Leonardo estoy con Holly en su casa, sólo te avisaba para que no te preocupes por nosotros; nos vemos mañana-
-Sí, está bien Santiago, mañana nos vemos-
En ese momento por dentro moría de la emoción, quizá Johana me dejaría acompañarla a su casa, así podría saber más de ella y frecuentarla más…
-Johana creo que ya es un poco tarde, Santiago me llamó para avisarme que acompañó a Holly a su casa ¿quieres que te acompañe?
-Sí, me parece bien- me contestó
De regreso a su casa, me tuvo más confianza y estuvimos platicando de su vida, de mi vida, de todos nuestros hobbies, fue el mejor día de mi vida, sin duda.
Después de un largo camino llegamos a su casa, su casa era color verde limón, de dos pisos, era elegante por fuera, con unas grandes jardineras, estaba muy bonita. Cuando llegamos Johana abrió la puerta y me dijo pasa, pasé y por dentro la casa era hermosa, con un estilo rústico e inigualable, jamás había visto algo así, al entrar a su casa me puse un poco nervioso pues no sabía cómo eran sus padres.
-Johana ¿están tus padres?-
-No, nunca están, no te preocupes.
Eso me deprimió, porque yo sabía lo que se sentía no crecer con una figura materna ni paterna, quizá le daban todo lo que pedía, pero el amor y la comprensión nadie te la daba; omití cualquier tipo de comentarios que pudieran deprimirla un poco más de lo que ya estaba, así que mejor no dije nada y la seguí hasta su cuarto.
Su cuarto era como el de cualquier adolescente sucio, ropa tirada por donde fuera, todo desarreglado, pero no me molestaba así también estaba mi cuarto.
-¿Quieres algo de beber?- Preguntó
-amm… ¿qué hay?-
-pues nada, sólo agua ¿quieres?-sonrió.
Reí y le dije que sí, ella inmediatamente bajó por el vaso con agua y me lo dio; ese día fue inolvidable, no podía creer lo que estaba pasando, yo siempre pensé que no existía el amor a primera vista, pero ahora que lo he vivido, sé que sí existe y es lo mejor que me pudo haber pasado.
Es increíble cómo vas cambiando, cómo todo se transforma tan rápido…
Cuando era un niño, cómo sonreía al saber que mi padre me había comprado algún dulce o juguete… Como cuando yo tenía 6 años, jamás olvidaré ese día, era mi cumpleaños mi padre acababa de llegar a la once de la noche a casa y yo me encontraba en aquel sillón, a lado de la ventana, esperándolo. En cuanto lo vi, abrí la puerta y salté sobre él, me abrazó y al oído me dijo:
-hijo te amo, feliz cumpleaños, te tengo una sorpresa ven, vamos-
Yo le hice caso y subimos al carro, no tenía ni una mínima idea a donde iríamos, hasta que llegamos a una juguetería y me dijo:
-Anda hijo, escoge lo que quieras-
Al escuchar sus palabras, corrí como si no hubiera un mañana y escogí el mejor juguete de todos, corrí hacia mi padre y le dije –quiero éste-
Fuimos a caja a pagar y antes de salir a la tienda lo abracé como nunca lo había abrazado, sentía ese inmenso agradecimiento por él, él fue “el mejor papá del mundo”.
Al siguiente día que desperté y lo primero que hice fue tomar mi computadora y buscar el Facebook de Johana; quería saber todo de ella, absolutamente todo. Después de unos cuantos minutos la encontré y entré a sus fotos, no podía creerlo, era tan hermosa no podía dejar de verlas, ella era tan perfecta, era como un ángel que cayó del cielo esa era la descripción perfecta para mí.