Dame tiempo amor…
Y así fue…
Así se fueron diluyendo los colores que me llevaron a la intensidad más grande.
Esos aromas que envolvieron cada uno de los lugares donde la pasión y el amor daban sus mejores momentos.
Esas sonrisas pintadas de ilusiones.
Pláticas con imágenes de un futuro juntos.
Así se fue diluyendo algo que no imaginé que pasaría.
Ni en los peores días sospeché que el fuego sustituyera a la peor frialdad que hoy hay en el ambiente.
Y yo seguía aferrada, esperanzada o estúpidamente ilusionada.
¿Qué fue lo que pasó?
¿Exceso de amor de mi parte? ¿O un interminable nudo de miedos de la tuya?.
Yo sí volé mi amor…
Yo no jugaba.
Yo sí fui capaz de arriesgarme y jugarme el todo por el todo.
¿Fue demasiado?
Pues por lo visto sí.
Pero en esta vida quien juega con tantas máscaras, termina perdiéndose entre personajes de papel, entre emociones acartonadas y palabras que se derriten.
Cuando no eres un personaje y te atreves, como yo lo hago, a exponer tus emociones buenas y malas, corres grandes riesgos.
Tan grandes que te jalan en una espiral que si no detienes, te hunde.
¿Por qué?
Porque en general, los seres humanos no estamos acostumbrados a ser tal cual y cuando alguien te ve así, sin poses, no sabe cómo manejarlo.
Y mientras entienden eso, un huracán va arrancando todo aquello que no tenía raíces sólidas, espejismos envueltos en amoríos de momento, en sudores lavados para sacar culpas.
Sí. Lo sé… Fue demasiado.
Pero no me arrepiento porque creí que valía la pena hacerlo.
Y vacía no me quedé, porque aún te sigo escribiendo, aún te dejo entrar en mis sueños y sigues viviendo en mi corazón.
Y no es masoquismo mi vida, no… Es amor.
Ese amor que hoy dejas ir.
Según tú porque quieres que entienda que hay libertad en todo.
Pero ¿sabes?
No es así como lo tenía que entender.
No es de esta manera cruel que tenia que madurar.
No amor… Te equivocaste.
Yo sí sabía lo que era ser libre, sólo que al verte quise refugiarme en tus brazos y creer que por fin había alguien en quien apoyarme.
No es con indiferencia como tenías que hacerme entender, porque aunque ahorita me siento como un ave con alas fracturadas, como te dije antes, que no supo dónde quedó su nido, pero aún tengo alas… Sólo que no tengo fuerza.
Pero cuando la recupere, quizá intente alcanzar a ese huracán para que con el impulso que lleva, me lance a otro horizonte, lejos, muy lejos de ti.
Aunque de verdad yo no quisiera tener que hacerlo, pero tu actitud me ha forzado y cuando eso pase mi amor, ya no regresaré, porque si lo hago, segura estoy que las perdería para siempre y ahí sí que no podría salir de ese laberinto que construiste con acero.
Un día mi amor… Un día volaré… Sólo necesito tiempo.
Mientras deja que en silencio te siga amando.