De la depresión a la lucha
Sí, hubo un día en que sentí que me podía comer al mundo. Aunque era pequeña, tenía la capacidad inmensa de salir de situaciones complicadas, de destacar en todo lo que hacía, en lo que amaba hacer.
Hubo un día en que me apasionaban muchas cosas y luchaba por ellas a como diera lugar. Me encantaba demostrar que podía lograr lo que nadie pensaba que estaba a mi alcance.
Hoy es increíblemente triste saber que dejé que las cosas cambiaran. Me adapté a lo que la vida me fue presentando, cambié mucho por otras personas y por dejarme llevar con la corriente.
Hace menos de dos horas, sentía que no quería vivir más, buscaba valor para poder arrancarme la vida e intentaba cerrar los ojos en la carretera para perderme en la sierra. Mi vida carecía de sentido.
Bendita la vida que pone a personas hermosas en el camino, esas que sin pedirlo, te recuerdan la fuerza qué vieron en ti un día. Esas que realmente te conocen como nadie más. Empecé a recordar.
No me siento motivada, ni he borrado la tristeza de mi vida, pero ha vuelto la esperanza. La fe en mi misma de que aún es tiempo de retomar las pasiones y de morir por lo que verdaderamente amo.
Hoy di un micro-paso, pero un paso al fin.