Demonio apasionado convertido en mujer; así te amé yo…
Lucifer te convirtió en algo que me hipnotizó, con esa fragancia de maldad que me enamoraba cada vez que veía tus ojos, de bellos dotes e inimaginable calor en tu interior que me consumía al tocarte, preciosa piedra mágica así era mi amor por ti.
Jamás mi admiración ante tanto derroche de belleza, pues no contenía inteligencia, la maldad nunca gana pues sus consecuencias ante tus acciones siempre te restaron puntos en mi corazón… Qué difícil es resistir esta tentación carnal sabiendo que sólo fue así.
Te amé, pero sólo por esta pasión que arde aquí dentro de mí, has lastimado mi persona donde mi corazón no perdona y jamás olvidará lo que pasé a tu lado, pero aun así gracias, no quiero más probar de eso labios llenos de mentiras con uso exclusivo popular, dónde nadie tendrá un sólo acceso para amar.
Mujer de débiles sentimientos te has engañado a ti misma cuando iniciaste este gran juego llegaste perdiendo ya todo en tu contra, desde el primer día supe tus intenciones, lo mío sólo por educación bendecirte y apoyarte; ahora ya sabes porqué nos cruzamos en el camino, nada fue coincidencia. Te diría que te extraño, pero mi corazón no ama al aire si no tiene oxígeno; la verdad es que ya fuiste, considera que esta oportunidad tú no la aprovechaste, sólo viviste lo que yo te permití, que no merecías; pues recordé que lo común no podrá ser comúnmente extraordinario.
Qué vanidad la mía pensar que había encontrado a alguien con esa madurez que Dios y yo necesitábamos para toda una vida; perdónanos no entendimos las reglas ni el porqué mentías de tu juego, menos las faltas que cometías, de inteligentes comprenderte, de sabios abrirte la puerta para tu perfecta huida; lo siento, en verdad no supe lo que hice contigo, ¿tú sí sabes lo que lograste conmigo? Por ello gracias, los sentimientos no se te dan ni consideraciones para compartir toda una vida. Sé que jamás sapiste lo que era esto, manifestaciones que en tu mirar estaban y seguirán estando.
Feliz de conocerte, agradecido de no entenderte y bendecido por no tenerte más; gané, pero no sólo eso, también con la cara en alto de saber que lo único que sé, es de tu gran arrepentimiento; en esto último ya no puedo hacer nada.
Agradécele a mi Dios confía en él, entrégate y créeme te irá mejor por varias razones; él no miente, no te deja, no te confunde, no te enferma, pero ante todo y más valioso: siempre mantendrá tu corazón y mente fuerte.
Te amé falsamente como tú a mí, pero no te permití conocerme, me heriste porque así me convenía; entiéndelo pues esta vez perdiste, no como las anteriores que todos sabemos, aquí sí me topaste a mí. Qué mala suerte la tuya, por más ya no tenerme allí.
Así te amé yo, sólo por educación, pues supe todo de ti desde el primer día que te conocí.