Dos hijos y un corazón roto
El tiempo pasa, pero eso no significa que te olvide. Tu espalda fue la última parte de ti que vi mientras te marchabas, quisiera no haberme enamorado, pero cómo no hacerlo si eres tan increíble. Lo correcto fue arriesgar todo mi pensar en conquistarte. Sé que la idea de vernos juntos era algo inimaginable pero ellos no ven la vida como nosotros, si te digo que te amo sería algo aterrador, pues es obligarte a decirme algo de lo que te puedas arrepentir, así que mejor que paremos este cuento.
Aún recuerdo el día que te conocí, eres tan tú… tan alegre, tan bello y sobretodo eras la única persona que me robaba mi atención. De verdad que me duele en lo más profundo de mi ser, ser que se queda quebrado ante la agonía de perderte. Sé que tenías problemas y con ellos una pareja, decías que ya no la querías, que estabas a punto de dejarla, que no tenías ninguna obligación con ella más el de no corresponderle su amor, amor que dices se esfumó cuando te topaste con mi ser.
Pero mi amor, tú sanaste cada pedazo roto de mí, lograste unirme y destrozarme de nuevo. Perdonarte es una opción, pero qué hago yo con tanto deseo si lo único perfecto que he tenido en mi vida es el despertar a tu lado. De verdad que no sé qué hacer… si te amarrarte a mí o te dejarte para que seas feliz.
Mi vida cambiaste, y ahora construiré una sin ti pero a la vez contigo. Sé que si te vas con ella mínimo me recordarás, porque tú me lo prometiste y estaré al pendiente de que cumplas esa promesa, le pondrás a ese nuevo ser mi nombre, sea lo que sea, llevará mi nombre y sin embargo yo no te prometo lo mismo. No te prometo llamarlo como tú, este ser que espero crecerá sin su padre, pero sí con su amor, porque para hacerlo se necesitó más que un milagro, ahora ella te espera.
No te detendré más pero como alguna vez me dijiste, un hijo no es la razón de perderse sino de encontrarse con uno mismo para así ser de verdad feliz. A mí tocara serlo sin ti, sin tus besos, sin tu cuerpo, sin tu aroma, sin tu ser.
Te digo adiós, mas no descarto que algún día veas al producto de nuestro amor, amor que tendré que compartir. Espero que un día tus hijos se conozcan y que sean felices y jueguen, si es que tú y ella lo permiten, porque de mi parte cuenta con ello.
Contigo aprendí a amar, a perdonar y a superarme, espero tú hayas echo lo mismo. Cuídate mi cielo, cuídate que pronto conocerás a tu primogénito, así que por a hora atiende a tu mujer, atiéndela y olvídate de mí, que yo gracias a mis padres saldré a delante.
Yo misma puedo hacer lo que quiera, no te necesito, pero a la vez te necesito tanto… así que de verdad cuídate para que le vivas a tus hijos.