El amor conservado en un corazón roto

Ese punto en la vida, en que das vuelta hacia atrás y recapitulas tu vida en una retrospectiva realista. Miras el trayecto que recorriste hasta llegar a este punto en el que puedes mirarte a un espejo, mirarte a ti mismo a los ojos, acariciar tu alma y preguntarte: ¿Estoy dónde se supone que estaría a esta edad? ¿Soy quién soñé que sería y estoy con quien «maquilé» que estaría?

A veces quisiera bajar la guardia y dejar al descubierto mi alma. Pero parece que entre más ando por esta vida, menos comprendo el afán de la gente por lastimar. Admito que decididamente yo permito ser lastimada y mi único error radica en esto precisamente, bajar la guardia. Acepto terminantemente que soy quién soy y no puedo y sobre todo no quiero cambiarme. Llegué lejos en muchos aspectos en los que pensé que nunca podría llegar y en los que nunca me imaginé estar.

Soy buena manejando ciertas cosas en todos los aspectos de mi vida. He aprendido a asimilar las situaciones buenas o malas y a ver de ellas sólo el aprendizaje. Pero siendo franca, sigo sin poder darle vuelta a la hoja en un contexto que atraviesa mi existencia, desde mi nacimiento hasta acá, mi ser caótico, mi alma inquieta, mis sueños furtivos y ese, mi temor a no poder compartir nada de lo que realmente soy.

No temo expresar lo que siento. Pero temo que lo que siento genere conflictos cuyo impacto no quiera pasar otra vez. Resulta bastante trágico abrir el corazón y en un dos por tres lo vuelvan añicos. Aunque me empeñe no puedo pasar desapercibida por este mundo, puesto que mi boca y mi mente pocas veces se conectan. No pretendo llamar la atención, todo lo contrario, pero en este mundo brutal, la gente se empeña en vivir a costa de la vida que somos y del ser en que nos hemos convertido. A veces quisiera ser invisible, a veces quisiera simplemente encerrarme en el perpetuo silencio que muchas veces hace de compañero, y es muy buen compañero.

Logré estar donde se supone estaría, lamentablemente llegué con el corazón roto y el alma tambaleándose entre esa línea delgada entre el bien y el mal, entre el amor y el odio, entre la paz y la guerra. El mayor conflicto radica que no sé de puntos intermedios y si soy buena soy buena, y si soy mala soy mala. O te amo o te odio. O estás en mi lista negra o estás en mi vida entera. Sí, soy extremista, pero es que ser tan caótico no permite sentimientos medios. No puedo darme ese lujo, ya me lo he dado antes y ahora escribo esto.

Consecuencias de mis propios actos, decisiones y decepciones, que no puedo culpar a nadie ni ser irresponsable de ello. Pero el corazón ya ha sido guardado en un baúl viejo en el empolvado desván de los recuerdos muertos. Ya viví mil historias que al final fueron cuentos. Ya conté muchos cuentos que al final son sólo historias.

Sí, estoy de luto. Enterré esta mañana mis ganas del «cuento de hadas», enterré mis sueños de infancia y mis ganas de caer bien. Me alejo de un mundo que me resulta precioso con todo y sus fatalidades, el mismo mundo en el que descubrí que no encajo desde hace muchos años. Estoy serena y con el alma en paz. Soy más común que cualquiera, pero más diferente que todos.

Nadie me amó con todas mis contradicciones y mis bellas imperfecciones, a diferencia de cómo yo he amado. No se equivoquen no estoy decepcionada. Simplemente estoy convencida de que no quiero sufrir una vez más.

Pueden decir que el amor vale la pena y simplemente diré que mi amor queda conservado en un corazón frío, fuerte y eternamente… Enamorado.

Publicado por

Edith Neri Lic. En Ciencias de la Comunicación. Amante de la lectura, el cine y la música. Amante también de lo gótico, terror y suspenso. Enamorada del amor y la muerte. Mi pasión escribir. Mi cita favorita " ...Todo lo que he amado, lo he amado solo" (Fragmento del poema "Alone" de Edgar Allan Poe)