El día que te vayas…
El día que te vayas no quiero abrazos, ni un último beso, ni lágrimas fingidas ni buenos deseos. No quiero que me des el típico discurso de “Eres una gran mujer y mereces lo mejor, no a alguien como yo”. Simplemente vete, hazlo, da la vuelta y termina por destrozar por completo mi corazón, mis sueños, todas mis ilusiones, echa a la basura de golpe todos nuestros planes de vida que ya teníamos.
Saca de mi mente esa tonta idea de casarme y formar una familia a tu lado, quítame de la cabeza esa hermosa imagen de dormir todas las noches entre tus brazos y despertar con un beso tuyo.
No, ni si quiera me agradezcas por todo este tiempo juntos, no me digas que fueron los mejores días de tu vida, pues si fuera cierto, hoy no te estarías yendo. No intentes consolarme si ves que las lágrimas comienzan a caer por mis mejillas, no te preocupes, pues ya pasará.
No intentes darme mil explicaciones sobre tu despedida, pues por más razones que me des, el corazón nunca las entenderá, para él lo único que importa es que hoy te vas, así, sin importarte nada más.
Mucho menos te atrevas a decir que me amas, que soy el amor de tu vida y que jamás me olvidarás, pues tus palabras de consolación salen sobrando, y sobre todo, pierden sentido, pues quien ama no abandona, ni lastima, al contrario, lucha por estar siempre con esa persona, no se rinde, no deja perder lo que un día le hizo muy feliz. Pues bien dicen, el amor lo puede todo, pero viendo que hoy te vas, yo diría que a veces el amor no es suficiente.
Ahora que te vas no esperes un “te amo” de mi boca, ni creas que me acercaré a abrazarte, sólo escucharás un “gracias”, y ese será por todo lo aprendido, por los momentos buenos, y por las lecciones de los momentos malos.
No esperes que te detenga, que corra tras de ti y te pida que lo pienses, que lo intentemos una vez más, pues quien dice amar simplemente no se va. Si algo he aprendido es a ya no rogar, a no suplicarle a la gente que se quede en mi vida, pues quien quiera hacerlo gustoso permanecerá, y quien no, solito por la puerta saldrá. Respetaré tu decisión aunque el alma se me esté destrozando y sienta que mi vida comenzará a perder sentido, pues contigo se va todo lo que un día anhelé.
Y por último, lo único que te pediré es que si te vas ya no regreses, que des la vuelta y no mires atrás, que ya no me vuelvas a buscar nunca, pues hoy sólo estás huyendo como un cobarde. La imagen que tenía de ti de un hombre fuerte, que lucha por lo que quiere se me ha caído, has elegido la salida fácil, lo más sencillo, dejarás que el tiempo te cure las heridas, cuando nosotros pudimos haberlo hecho.
Pero está bien, ya no te detengo más, hoy continuarás tu camino solo, acompañado únicamente de tu orgullo, que le sirve de disfraz a la cobardía.
Adiós……..y que siempre Dios te cuide y te bendiga.