El valor de la riqueza…
Al paso de los días solemos olvidar los valores con los que fuimos criados, los dejamos a un lado y eso nos hace ser pobres.
Hace días mi hija me preguntó que porqué no éramos ricos… Pensé más de dos veces mi respuesta y tranquila me decidí entonces a responder y seriamente le dije:
Yo soy inmensamente rica por tenerlos a ustedes como hijos, (muchas mujeres desean ser madres y no pueden serlo, o por el contrario muchos hombres quieren ser llamados papa por alguien de su sangre y nunca podrán) esas son reglas biológicas o Decisiones de Dios, mi niña.
Tengo además un techo donde dormir y acurrucarme después de un día largo de trabajo, esto sin importar el frío imperante o el calor abrumador, tengo comida en la mesa de la cocina de mi madre y hasta mantengo a Yayo y Leo, dos perritos que han pasado a ser mis hijos también, gozo de la dicha de que tus primas me tengan como amiga, (dicen que ser la tía consentida, te convierte entonces en una segunda madre, yo no sé, lo que si se es que están aquí y cuando no están se les extraña).
Tus hermanos y tú no han enfermado de alguna enfermedad grave o crónica y eso me hace ser más rica ( le expliqué que hay personas que tienen una fabulosa cuenta en el banco y los mejores coches, pero pueden estar enfermos o lo más importante faltarle alguna cosa de las que yo tengo, entonces no son ricos del todo).
Puedo entonces vivir la libertad que poseo de ser madre y padre de ustedes y tengo la dicha de tener hermanos que entre las diferentes formas de pensar que poseemos siempre estaremos unidos por la sangre.
Poseo amigos que son pocos, a quien ten por seguro mi niña no le importa que sea rica, pero sí una mujer con buenos valores pero sobretodo con sentimientos.
Puedo tomar tu laptop o la mía y disfrutar en el momento que pueda una buen película y además vestir como me sienta cómoda, leer libros o escribir y recibir en la casa de tu abuela a quien necesite ser recibido.
“Tengo recuerdos de esos que no tienen precio, pero si valor y aparecen en días que la soledad puede sentirse más, tuve una madre quien me quiso hasta al final de sus días y un padre que aprendió la perspectiva de cuando un padre se convierte en hijo de sus propios hijos.”
Poseo una profesión de la cual les soy una vida digna, con la regla principal de que ustedes sepan el valor de las cosas.
Tuve la suerte de conocer que es el amor aun en tiempos de tristeza, además de poder cuidar de tus abuelos hasta el último día de sus vidas, ayudo en cuanto las personas lo necesitan y más aun ayudo sin recibir nada a cambio.
Tengo alguien que me ama, no porque yo lo diga, sino porque Dios lo envió a mi vida en el momento y tiempo pedido, porque esa petición fue hecha bajo el cielo, y debes aprender que todo lo que es pedido bajo el cielo tiene su tiempo y su hora.
Tengo diplomas que adquirí por mi inteligencia y más aun he recibido aplausos como muestra de las pláticas que por mi profesión he dado con gusto y eso aumenta mi riqueza.
Sé lo que es bueno y malo y tengo la capacidad para decidir sobre ello, rezo por las noches y agradezco a Dios por cada momento vivido sin importar tiempo ni hora y en mis suplicas siempre pido por el bienestar de los que me aprecian incluyendo a los que no lo hacen, para que Dios ablande sus sentimientos y les ponga un corazón firme y sobre todo les de seguridad.
Ella bajó la mirada, sonrió y entonces me dijo: “Sí mami, sé que somos ricos por eso, porque lo vamos aprendiendo de ti, pero yo me refería a una cuenta en el banco grande y gorda para hacer lo que queramos”… Entonces le dije el día que eso suceda es porque tú has aprendido entonces a ser humilde, tus hermanos habrán aprendido a serlo también y quizás cuando esté más vieja pueda decirte:
Que si conservas estos valores y además tienes una cuenta gorda y grande en el banco, serás entonces felizmente rica y yo podre sonreír en paz.
Escrito por: Katia Olalde.
Monclova Coahuila México