Encontré la llave y te dejé ir…
Te quedaste atrás muchacha, te quedaste en el olvido. Mientras caminaba sólo con mi soledad, encontré la llave de mi corazón que arrojé al vacío cuando te prometí que jamás dejaría de quererte, cuando pensaba que lo nuestro sería para siempre. Cuando la encontré abrí mi corazón, te dejé salir con todo lo que sentía por ti. Y, sin embargo, dejarte, significó que al menos uno de los dos se hartó de ser cobarde.
Te dije adiós de la manera más sencilla y te vi como una persona más. Dejé en libertad todos los sueños incumplidos en conjunto con las promesas rotas y vacías que llenaban un espacio en mi corazón. Vacié mi corazón de todos esos sentimientos que un día estuvieron llenos de vida y color, que ahora sólo hacían que mi corazón se marchitara poco a poco.
No sólo te he olvidado, sino que también dejaste de dolerme y ya por ti no lloro. Te quise a mi manera y tú a tu manera. Quizá no me querías como yo quería que lo hicieras pero tal vez lo hiciste con toda tu alma y con todo tu empeño.
Ya no te visualizo más en mi vida, ya no te pienso como antes. He hecho mis decisiones y ninguna de ellas es junto a ti. Toda la angustia, todo el temor y todo el dolor que yo un día sentí terminó. Se acabaron tus sonrisas falsas, tus bellas mentiras. Ya no importa si te mencionan, o si me siguen relacionando contigo, tampoco cuántos amantes tengas, tampoco importan los besos negados, los te quiero que hipócritamente me decías.
No te deseo el bien pero tampoco el mal, sólo quiero que encuentres lo que el destino y el karma tengan preparado para ti. ¿Qué estaba pensando yo al momento de arrojar esa llave?, ¿por qué no tuve el cuidado de guardarla para cuando quisieras irte dejarte ir?, ¿por qué fui tan ingenuo?, ¿por qué fui tan iluso?
Ignoraré cómo, cuándo y dónde nos toparemos de frente en esta vida. Hay que recordar que la vida da muchas vueltas. A decir verdad, lo bueno de todo este tiempo, es que he tenido la valiosa suerte de no encontrarme contigo de nuevo. No te dejé ir por el “despecho de conocer a alguien y dejarla entrar en mi corazón”, sino para dejar ir lo que me hacía daño, lo que ya no funcionaba, lo que ya no me hacía feliz.
Sin duda alguna, reconozco que fuiste más inteligente que yo, sin embargo las cosas cambian y lamento… Espera, no lamento, me llena de orgullo, felicidad y satisfacción, decirte que por fin has salido de mi vida. Gracias por haberme hecho sentir lo peor del mundo, pero por otro lado te doy las gracias por los buenos recuerdos y por haberme enseñado lo que es el amor.
Tal vez llegue un momento en el que preguntes por mí y déjame decirte que estoy bien, que nunca había estado mejor. He conocido muchas personas nuevas, algunas se han quedado se han ganado mi confianza y mi cariño, otras sólo se han ido; pero el día que conozca a alguien, no diré que es mejor que tú, porque, por mi mente jamás se cruzará la idea de compararla contigo.