Eres como una herida que no sana…
Hoy, como muchos otros días, me he encontrado pensando en ti desde que amanece, y es que es inevitable no hacerlo, pues van cinco semanas desde que te marchaste, desde que me citaste en ese café sólo para sacarme de tu vida, con la simple explicación de “Quiero tiempo para mí, ya hice planes a futuro y tú ya no estás en ellos” así, sin más, sin importarte que en ese momento se me desgarrara el alma y el corazón.
Ya han pasado varios días, lo sé, pero ésta herida parece que nunca sanará. Abro los ojos al despertar y siento encima todo el peso de tu recuerdo. Las noches son tormentosas y a la vez mágicas, pues diario estás en mis sueños, estamos juntos, como si nada hubiera pasado, pero cuando el sueño se termina la pesadilla de mi cruel realidad comienza. Tú ya no estás en mi vida y tengo que aceptarlo, sin embargo, aún guardo una pequeña esperanza de tu regreso.
No soy capaz ni siquiera de ir a esos lugares donde alguna vez estuvimos, pues sé que los recuerdos comenzarán a bombardearme, hundiéndome más en ésta depresión que no tiene final. Todos me dicen que debo dejar de ver nuestras fotografías, pues sólo me atormento más, pero es inevitable, me gusta mirar cómo nos veíamos juntos, recordar esa sonrisa que siempre provocabas en mí.
Borré tú número de teléfono de todos los lugares posibles, pero aún lo guardo en mi memoria, y me resisto a olvidarlo. Sí, sé que he hecho mal en mandarte mensajes pidiéndote que recapacites y recordándote lo mucho que te amo y lo mucho que significas para mi. Y tú, cínicamente respondes “Tranquila, ya me superarás”, o simplemente me ignoras y no contestas, y no sé cual de las dos es peor.
En pocos días comenzaré a tomar terapia, no sé si sea lo mejor, pero muchas personas me han dicho que eso me ayudará. Me servirá para aminorar un poco el dolor, para perdonarme y perdonarte, para levantar ese ánimo, recoger mi autoestima que ahora ha quedado por el suelo. Debo darme cuenta de que valgo mucho y me merezco ser feliz, y aunque ahorita no lo vea de esa forma, sé que un día así será.
No sé cuánto tiempo me lleve olvidarte, o mejor dicho, superarte, ya que jamás se olvida a alguien a quien amaste tanto y le entregaste toda tu vida. Seguirás doliendo cada día que pase, pero cada vez menos.
Ésta noche seguiré mirando nuestras fotos y volveré a leer todo lo que alguna vez me escribiste, quizás hago mal, pero es lo que el corazón me dicta. Seguiré trayendo nuestro pasado a mi presente, mientras mi memoria aún guarde tu recuerdo.
Eres y serás siempre el amor de mi vida, aunque ya nunca vuelvas a estar conmigo.