Eres nada, eres todo
Y no eran nada. No tenían que serlo. No habían lazos, ni había un para siempre; no había celos ni tampoco promesas de amor. Eran sólo él y ella. Eran lo que siempre habían querido. Aquello que jamás habían contado.
Eran todo en tan poco, pero eran nada. Y aún así se querían, se adoraban tal vez, y había en ellos esa complicidad que cualquiera quisiera, había esa confianza, esa que todos anhelan. Se podían contar todo, no había secretos, no tenían por qué mentir.
Eran uno cuando estaban juntos, eran uno fusionado, unido y aunque todo se resumiera a las horas que pasaban juntos, fuera de horario eran para los dos.
Tal vez no había títulos, ni amor, pero ¿quién los necesitaba? Sólo eran él y ella, no necesitaban más, no pedían más, y no…