¡Estás viendo y no ves!
Hace tiempo que escuchaba las frases de mis abuelos o en general de los adultos, esas frases típicas que con el tiempo repetimos sin darnos cuenta y a veces no entendemos; las decimos en automático, por inercia, como si vinieran en consecuencia de algo que a su vez…
No entendemos hasta que nos sucede, en frases actuales vendrían bien varias que caen en redundancia, como: «Así pasa cuando sucede…» o «¡Estás viendo y no ves!». En fin, el chiste de todo esto es que a veces la vida se detiene por segundos y no nos detenemos a mirar con más detenimiento las situaciones que nos rodean, normalmente las que más nos afectan de momento y algunas otras veces las que no tienen sentido alguno, en ese momento se cargan de energía y nos llenan de preguntas y respuestas obvias que nunca esperamos.
Hoy es tiempo de abrir no sólo la mente, hay que abrir los ojos, los oídos, el tacto, el gusto, el olfato; sí… Oler percibir, quizás vendría bien ese sexto sentido que a veces llega justo en el momento y nos carga de adrenalina, nos hace perceptivos de que lo que nos esta pasando no es lo que queremos, de que queremos forzar las situaciones a otras que no corresponden, es decir; queremos que lo que nos rodea en general sea como nosotros queremos, así nos pasamos el tiempo ajustando todo a ello que queremos y justo aquí, viene el porqué de todo esto.
Cuando encontramos a alguien que nos viene bien, que se ajusta tanto a los parámetros que sin saber tenemos en cuanto al físico o al tipo de ideas, intelecto, cultura, etc. Cada quién pone sus estándares de acuerdo a lo vivido.
Con todo lo que ya sabemos y hemos sentido a lo largo de nuestra vida, así lo hacemos, sin embargo, a veces no se ajusta, ¡queremos ajustarlo a huevo!, sí, ¡a huevo tiene que ser como nosotros queremos! Ya está ahí esa persona y ahora la queremos moldear y formar tal cual pensamos que debe ser, digo… ¿Por qué no? ahí está, eso quiere decir que esa persona también nos eligió y entonces somos ese ideal que también le vino bien, ya sólo hay que moldear a nuestro gusto…
¡Patético de verdad! es enfermo… Seguimos con la idea de que todo debe ser como nosotros queremos y entonces si no es así, no funciona; todo o todos están mal. Lo que tenemos que hacer es abrir los sentidos, inclusive el sexto y séptimo y todos los que se puedan, no para identificar lo que es bueno, sino para darnos cuenta que todos tienen ideas diferentes y que cada individuo es eso: ¡Un individuo! todos somos diferentes.
Hay que tener la apertura de darnos cuenta que si queremos cambiar a una persona o moldear a alguien, o tú mismo quieres cambiar para dar gusto, es el primer aviso a tus sentidos… ¡Pon atención! ya no es la persona que queremos y obvio, no somos la persona que quiere la que está en frente de nosotros.
La felicidad no se forza, es natural… Es como el aire y el agua; la vida no es complicada, el complicado siempre será uno mismo, hay que poner todo en tierra; por eso cuando encuentres a esa persona, abre tus sentidos, deja que todo fluya y entonces recordaremos de nueva cuenta las frases de los abuelos, los adultos, los amigos, etc. Ésas que actualmente y redundando ¡nos caen bien!
Digo yo.. ¡Estás viendo y no ves!