Estás y no estás
Hoy me dio por sentirte cerca de mí, por imaginar tu piel junto a la mía, por ver esa mirada tuya que era sólo mía, por imaginar esa sonrisa que dibuja la felicidad en tu rostro. No estoy seguro de qué es lo que lo detonó, pero seguramente es que de nuevo al cerrar los ojos sentí tu aroma, tu calor, tus ojos fijos en los míos pero sobre todo, el sentir de nuevo el retumbar del corazón al escuchar tu nombre, al ver tu foto, al ver nuestras memorias plasmadas en cristal.
Doy rienda suelta a mi imaginación y nos veo, me veo a mí junto a ti, tomados de la mano, rodeados de luces, de personas cercanas; siento de nuevo cómo todo se congela y el mundo queda en un estado de cero ruidos. Sí, de nuevo solo estamos tú y yo, no importa nada más que nosotros dos, el aire que nos rodea y la necesidad de besarte la vida.
Acostado sobre el lecho de nuestro pasado te miro, te miro y tiemblo de ansias, de emoción, de dolor, de impotencia, de tristeza, pero cuando todo eso termina no puedo evitar sentirme feliz, feliz de que hayas aparecido en mi vida, dichoso de seguir pensándote, de saber que el amor que una vez creí perdido en mi pude derrocharlo en tan poco tiempo sobre ti.
Me quede sin nada, porque siempre he sido así, darlo todo o mejor abstenerme de hacerlo, porque el amar a medias no existe, no existen puntos medios pues eso es mediocridad y tratándose de amor no es más que la inevitable reflexión de que siempre no lo fue.
Estoy inmerso en la sensación de que en cualquier momento me tomaras por la espalda mientras escribo, me darás un beso acompañado de un suspiro, dirás que es tarde y que hay que ir a la cama pues mañana te marchas pero pasado volverás.
Sí, definitivamente hoy me dio por extrañarte, porque no dejo de pensarte, no dejo de vibrar, mi piel se eriza cada vez más… pero es claro que ya no estás y no regresaras, no importa qué tanto lo intente, fue tu decisión y te marchaste sin ni siquiera darme la oportunidad de pelear por ti.
Y es que yo sólo quería quererte, que me quisieras por igual y lucharas por mí, pero el miedo resumido en la distancia te corrompió y decidiste no volver.
Escogiste el camino más difícil, pues amarnos hubiera sido lo más sencillo, lo más sensato.
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