Esto es para ti mujer…
Te he dicho mujer, que no puedo cruzar la calle si tu mano no me guÃa…
Que no puedo hablar de flores o pájaros, si tu corazón no le explica al mÃo cómo es que debe sentirse al hablar de eso.
Pero perdà la Fe, igual que, siendo apenas un niño, extravié mi trompo de colores y ahora mis manos están huérfanas.
Enséñame las vocales de la fe… Tú, mujer, traes muchas iglesias en el corazón, y levantaste muchas capillas en los corazones de muchos hombres que aún te adoran. Dame una, la más pequeñita que hayas dado, del tamaño de un grano de mostaza.
Después, cuando ya lea de corrido los salmos del amor, entonces podré comprender tu lengua.
Era mudo, dirán los que me conocÃan, y hoy habla los lenguajes de la eternidad; y tu sonreirás al escucharme; y yo como buscando caridad, te miraré a los ojos.
Dicen los que saben, que no se puede medir el infinito y mucho menos encerrar, creo que no es verdad…