Existen personas que no deberían amar II. | Capítulo 12
“…No importa lo fuerte que intentes ser, el amor te hará la persona más débil del mundo…” Fue una frase que escuché hace algún tiempo. Me parecía muy ridícula y absurda…
La sensación distanciada es como un sol que lentamente se apaga y como si las flores al mismo tiempo se pudrieran. Aunque pasaran 1000 años, aunque logre renacer, no puedo acortar la distancia que nos separa. Aún no encuentro la llave que arrojé lejos. Pensé que no la necesitaba de nuevo y ahora por una burla del destino, estoy como loco tratando de encontrarla. A pesar de que siempre me digo que nunca la hallaré, sigo fiel y terco en buscarla.
Aún recuerdo el día que me enteré que sería padre, no fue una sensación de alegría y no porque no lo deseara. Sin embargo, soy honesto y francamente fue lo que pensé. Me sentía horrorizado porque sabía que no podía regresar la página. Yo mismo me había negado el honor de conocerla, de estar con Valeria en esos momentos.
“… Acababa de oír una verdad que no me esperaba. No sabría definir realmente mis sentimientos. Fue como un frío cubo de agua cayendo lentamente en mi cuerpo.
-Álvaro ¿qué es lo que piensas hacer?- Lisandro tenía un expresión seria en su rostro.
No tenía palabras que decir, no tenía movimientos con lo cual expresarme… No tenía nada para controlar cientos de emociones que en mí se enfrentaban tan estruendosamente.
La rabia fue la primera que me abofeteó, seguida del miedo quien golpeó mi estómago. Los nervios cubrieron la mayor parte de mi cuerpo, la decepción se burló de mí… A pesar de lo lastimado que me sentía, la felicidad trataba de consolarme, sin embargo, la verdad desnuda me gritaba lo que no quería oír.
-Oye… Tú sí que te pierdes en tu mundo. No puedo saber que estás pensando.- Las palabras de Lisandro fueron un simple eco que desapareció en las paredes de mis oídos.
-Lo siento… Es sólo que… Yo…-
-Guarda silencio. Ni siquiera puedes tener un argumento en estos momentos.- Suspiró prolongadamente. –Álvaro, tu decisión te llevó hacía otro camino, pero ¿no crees que ya es hora de regresar antes de que te pierdas más?-
-Es fácil decirlo. Perderlo-encontrarlo. Yo no lo perdí inconscientemente. Yo decidí perderlo a voluntad.-
-Con mayor razón deberías ser capaz de regresar…- Suspiró apartando su mirada. –Álvaro, Valeria tiene 5 meses.-
-Lisandro, si tu objetivo es atormentarme… Lárgate ahora- Las palabras amargas de un tonto reprimiendo lágrimas parecían una burla para mi consciente.
-¿Llamas tormento a la niña que esperas?… No puedo creerlo.- Pasó a mi lado molesto. Abrió violentamente la puerta a punto de marcharse.
-¡Espera!-Acorté su ida cerrando de golpe la entrada. –Lisandro, no sé qué hacer… Esta maldita mente que sólo causa problemas no puede ayudarme…- ¿En qué momento me volví tan frágil y sentimental?
Algo de mí se abrió, estaba claro desde un principio. Sin embargo aún no me aceptaba del todo.
-Álvaro, deja de jugar a la víctima. Ser honesto contigo mismo debería ser tu prioridad. Sólo eres una persona que duda de todo. ¿Qué otra realidad buscas?-
-Incluso aunque lo digas de forma tan abrupta, simplemente no puedo regresar de la nada pidiendo a gritos estar a su lado.-
-Si fueras una persona valiente lo harías, pero sólo eres un cobarde escondido… Álvaro no estoy de acuerdo en la manera que estás llevando las cosas. Eres la primera persona que he conocido que ha rechazado un gran pedazo de felicidad. No te entiendo y nunca lo haré. Lo preguntaré de nuevo ¿Qué es lo que piensas hacer?-
Odio darle la razón, pero es cierto. Siempre fui un cobarde intimidado por los demás. Manipular era la única manera que podía disfrazar mi debilidad. Reírme de los demás para solventar soledad. Ser frío para no salir lastimado. Fingir ser duro para no llorar más.
Suspiro ante mis acciones tan imbéciles. La vergüenza de ser tan inferior y tan frágil hacen que quiera brincar de una ventana. Me pregunto si existirá un mecanismo de defensa que proteja mis recuerdos…
-Lo siento…- Con un susurro trate de apartar la mirada. Apreté mi puño conteniendo la fuerte rabia y las salvajes ganas de golpear una pared que fracturara mis nudillos.
-Entiendo… Creo que de principio ya sabía tu respuesta, sólo que yo también soy deshonesto conmigo y pensé que cambiaras de parecer. Me he equivocado. –Volvió a abrir la puerta.
Esta vez no lo detendría, ni siquiera tenía palabras de despedida. Su comportamiento era inusual, pero era lo más apropiado para mí.
-Una cosa más Álvaro. Si tomas una decisión mantenla firme. No demuestres inseguridad ni con palabras ni con tu cuerpo. No tiene caso haberla escogido y después arrepentirse. Este será tu primer paso… Por eso, deja de temblar idiota.- Su tono de voz bajo considerablemente. Cerró la puerta dejando un eco suave…”
-Mi nombre es Marlon. Un placer- Me nivelé a su altura. Esta agonía era mortífera. Quería tenerla entre mis brazos, sentir su calidez, saber que era real.
La tenía en frente. Tenía a mi hija cerca de mí…
-Lo sé, mi tío Lisandro dijo que vendrías por mí. Me llamo Fernanda, Fernanda Crowley- Sonrió gentilmente. Sin duda alguna tenía mucho parecido con Valeria… Me sorprendí un poco por su facilidad de palabra y por sus modales.
Lo único que recordaba de ella, fue cuando era apenas una bebé. Ni siquiera sabía el sonido de su voz. Conocía únicamente su apariencia con el pasar de los años por las distintas fotos que Lisandro me mostraba. Su primer año, su primera palabra, sus primeros pasos. Yo no estuve en ninguno de ellos…
A veces pienso que Lisandro quiere verme morir lentamente. Aún no entiendo por qué me hace esto. Él sabe perfectamente que soy una persona altamente horrenda y desconsiderada. Debido a mi miedo cometí una estupidez… Entonces, ¿por qué se empeña en acercarme con ellas?
Creí que podría seguir firme a mi elección tal como él dijo que debería. Sin embargo olvidé que de la persona que más debo cuidarme es de Lisandro…
Siempre intentaba formar una torre de dolor capaz de ayudarme a huir de todos. Pero él siempre tiraba cada caja regresándome a ellos. Ese tipo es peligroso…
-¿Te apellidas Crowley?-
-¡Sí! Es el apellido de mi padre.- Sus emotivas palabras fueron una puñalada hacia mi pecho. Ella lo decía con tal orgullo que me avergonzaba de mi persona… -¿Usted conoció a mi padre? Yo no sé mucho de él. Mamá sólo me cuenta ciertas cosas-
-Se podría decir que éramos buenos amigos… –
-¿De verdad? ¿Cómo era él? ¿Era amable? ¿Era cariñoso? ¿Era gentil? Mamá dijo que era muy guapo…-
Sonreí un poco antes sus preguntas. Pero pronto la alegría se esfumó frente al que aparentaba ser un adulto… Yo le estaba mintiendo a mi hija. La pequeña que anhelaba conocer al hipócrita de su padre, nunca sabría que lo estaba viendo justo en frente.
-Digamos que Valeria le quitó muchos defectos… Él no era amable… No era gentil y para nada cariñoso… Pero, tu madre fue como una salvación para él…-
-¡Lo sabía, mamá es grandiosa! Pero aun así, mi padre era gentil, estoy segura. Mi madre sólo logró que lo mostrara…Me hubiese gustado conocer a mi papá… Es triste ser la única niña que no tiene un padre. Una vez en el colegio organizaron un evento de lectura. Mamá no podía ir por su trabajo. Si yo hubiera tenido un papá… Quizás él hubiese ido en lugar de mi madre…- Mordí mi labio inferior tratando de contener el sabor tan agrio.
Fue entonces cuando me sentí realmente solo. Nunca pensé que el que desconocieran mi existencia me afectaría tan duramente. Tal vez sólo es porque se trata de mi hija.
Puede que sea un engreído pero sin duda alguna soy especial, una persona que se debe admirar. El hecho de poder contener las ganas de decirle la verdad es de respeto… Ah, ¿Qué demonios estás diciendo Álvaro? Estoy siendo lo contrario que pretendo ser.
-Pero… Lisandro es como un padre para ti… ¿no?- El pecho se me oprimía. Tarde o temprano la angustia me comería. El escuchar una respuesta afirmativa me pondría celoso, pero no tengo derecho de hacerlo. Después de todo, su padre murió hace años.
-No, él es mi tío. Nunca será mi padre. A pesar de que actúe como uno, nunca podrá estar en el lugar que le corresponde a mi papá. Ni él ni nadie…- Agachó la mirada rebosante de tristeza.-
La pequeña de mis ojos simplemente era fuerte al igual que Valeria. Estoy seguro que lo odiaría si supiera la verdad. Sin embargo, su pureza la cegaría igual que…
-Me recuerdas mucha a…-
-Valeria, mi mamá. Lo sé, todo mundo lo dice. Apuesto a que soy muy hermosa.-Sonrió dando una vuelta completa. No había duda alguna, era toda la imagen viva de Valeria. Tan frágil, gentil y llena de gracia.
-Entonces mi bella princesa, ¿permite que este plebeyo la escolte de regreso?-
-¿Plebeyo? No, a partir de hoy serás mi fiel caballero.- Tomó un pequeño palo y con ambas manos me bautizó. Creo que Valeria seguía mostrándole esas películas de reyes y reinas.
-Gracias mi hermosa dama.- Tomé su suave mano y besé el dorso de la misma haciendo una pequeña reverencia. ¿Cuándo pensé que llegaría este momento? Nunca creí convertirme en padre, y mucho menos lo esperaba. Tenía tanto miedo de actuar como aquel que me educó y simplemente traté de huir.
Estos pesares que nunca me dejaran, mis demonios que aún me atormenta ¿Cesaran si sólo dejo de actuar tan sistemáticamente?
-Usted es muy gracioso. Vayamos a casa señor Marlon.-
-Por supuesto. ¿Me permite señorita?- Tomé sus cosas de la escuela aligerando la carga que llevaba en sus hombros. Cogí su mano nuevamente para llegar hasta el automóvil. El tiempo a su lado pronto se terminaría, cosa que lograría matarme nuevamente.
A pesar de ser un sentimiento tan egoísta, deseaba quedarme más tiempo a su lado. Abrasarla y sentir sus pequeñas manos aferrarse fuertemente a mí.
-¡Tío Lisandro!-
-Hola mi pequeña Fer ¿cómo te fue en el colegio?- Acarició sutilmente su cabeza.
-¡Magnifico! Me divertí mucho en la clase de francés. Aunque me cuesta un poquito aprenderlo.-
– Marlon sabe francés quizás él pueda enseñarte.- Me miró con una sonrisa burlona.
-¿De verdad señor Marlon? Le agradecería mucho.- Su tierna carita que rogaba una afirmación mía me volvió más débil.
-Eh… No creo que yo…-
-Vamos Marlon, no seas modesto. Además le serás de buena compañía mientras regresa su madre del trabajo.- Maldita sonrisa burlona que tienes Riveil. Fue el pensamiento que merodeó mi cabeza.
-Por favor señor Marlon.-
-Yo… Ah, de acuerdo. Sólo si prometes ser una alumna dedicada.- ¿Cómo se supone que debía negarme a su petición? Soy demasiado débil…
-Muy bien, entonces empezaran mañana, hoy tu tía Emilie vendrá a cuidarte.-Dijo Lisandro abriendo la puerta de la casa.
-¿Eh? Pero ¿por qué el señor Marlon no se puede quedar?-
-Tenemos mucho trabajo en la oficina Fernanda. Prometo que mañana estaré puntal.- Me nivelé a su altura.
-¡De acuerdo! Es una promesa. Espero que mi caballero no me falle.- Soltó una dulce risa. Es como si consumiera una droga que simplemente con verla me volvería adicto.
-¿Caballero?- Preguntó Lisandro sorprendido.
-¡Si! Tío Lisandro. Yo misma lo elegí.- Parecía tan segura de sus palabras.
-Creo que él más bien sería el bufón de tu castillo Fernanda.- De cierta manera me estaba logrando cabrear.
-No. Un bufón no es un guapo… Ups, se me salió. Adiós señor Marlon, lo veo mañana.- Corrió a la casa y se metió lo más rápido que pudo.
El poder verla de nuevo me causaba emoción y alegría, sin embargo también me angustiaba.
-¿Y bien?- No dejó esperar ni un minuto para sacar el tema.
-¿Qué pasa?-
-¿Aun no tiene motivos para regresar?-
-Lisandro, no es tan sencillo… Aun no puedo creer que me hayas hecho hacer esto. Sabes que con sólo verla en foto ya es una tortura, tenerla cerca de mí es como un litro de ácido en mi cara.-
-Es la manera de hacer que recapacites, te lo dije ¿no es así? No dejaré que te pierdas más…- Sonrió amablemente. –Sabes, me sorprende que Fernanda se haya comportado de esa manera, ella suele ser fría con otras personas. Samuel es un claro ejemplo. Pero contigo se abrió muy fácil, hasta te nombró su caballero. Y pensar que creí que no tenías tacto con los niños.-
-¿De qué hablas? Ella es una linda niña… Fernanda dijo que nadie ocuparía el lugar de su padre, aquellas personas que quizás miraba fríamente era porque se acercaban a Valeria… No tenían la mínima intención de ser un padre para ella…-
-¿Todo esto lo dedujiste en el poco tiempo que estuviste con ella? No hay duda alguna que eres su padre.-
-Cállate idiota… Conozco una mirada triste mejor que nadie.-
-Aun así, eres su padre. Tu instinto de protección crece por ella. Fue buena idea que la recogieras. Por fin la has conocido.-
-Eres un maldito, ¿te lo he dicho?
-Sí, sí, lo que digas señor caballero real. Aunque sigas con tu terquedad, haré que cedas. No me rendiré tan fácil. Yo soy 10 veces más peor que tú. Por eso, prepárate Álvarito que tu destino está a punto de cambiar.-
Lo sabía, este tipo es un peligro para mí…
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