Nunca imaginé que esto se iba a complicar. Yo quise irme y ya nunca ..." /> Existen personas que no deberían amar II. Capítulo 6 – El Perla Negra

Síguenos en Facebook:


Historias

Publicado en agosto 5th, 2015 | by Wendy Rios

4

Existen personas que no deberían amar II. Capítulo 6

Nunca imaginé que esto se iba a complicar. Yo quise irme y ya nunca regresar. El tiempo me dio la razón de abandonar lo que una vez fue mentira, traición y dolor. Mi corazón seguirá muriendo lento. Ahora puedo entender tales palabras. Aún existen cosas que no puedo comprender. Me molesta, sin embargo, no quiero entenderlas.

Este sentimiento abrumador está por consumirme. En la fría habitación permanece el sentimiento de dolor. Sé que no puedo escapar, es difícil de aceptar el hecho de que ya no estarás nunca más a mi lado…

Cuentas Netflix

-Marlon… ¿Estás bien?- Escuché una angelical voz.

-¿Eh?… Lo siento Alice. Estoy bien, no te preocupes.- Traté de sonreír ante su pregunta.

La joven con la que me quedaría a vivir se acercó lentamente hacia mí. Con su palma acarició mi mejilla. Sus dedos gélidos secaron una traicionera lágrima que escapó de mi parpado. Sus ojos se tornaron tristes, parecía preocupada y algo confundida. Esa tierna mirada que me brindó fue cálida y un poco nostálgica.

Un silencio inestable cubrió la estancia. Parecía eterno tras el inocente sonido del viento que golpeó la ventana; tan diminuto e insignificante.

-Perdón, no quise ser grosera.- Se alejó unos centímetros. -¿Extrañas tu hogar?- Fue la inocente interrogación que rompió la soledad del sonido.

-Sí, pero yo no puedo regresar…-

-Ya veo… Es algo muy triste. Hace tiempo yo abandoné el mío también. Mi madre lloró mucho mi partida y mi hermana simplemente lo ignoró.- Sonrió melancólicamente.

-No es mi caso… Es demasiado diferente.-

-¿Ah? Acaso… ¿No tienes familia?-

-No… No tengo familia.- Al pronunciar tales palabras, me di cuenta de que había regresado a como fui de principio; una persona solitaria y vacía. Mi vida es un círculo por mi propia inmadurez.

-Oh… Creí que… Olvídalo- Parecía apenada.

Yo no tenía la opción de regresar. Ella sí. Existía una barrera que me impedía hacerlo. Una gran puerta que permanecía cerrada con múltiples candados. No había ninguna llave en mi mano para poder entrar. Sólo debía permanecer observándola hasta el viento pudiese soplar mi cuerpo. En aquel lugar frio, en tremenda oscuridad, yo debía permanecer sin ninguna compañía.

Alice esquivaba cualquier momento de contacto visual. Supongo que la estaba incomodando con tales respuestas carentes de una conversación amena. Nunca fui bueno relacionándome, siempre me lo decían, pero no traté de mejorar. Quizás porque nunca lo necesité.

-Oye… Marlon.-

-¿Qué ocurre?-

-Me preguntaba ¿Cuánto es que llevas de amigo con Lisandro?- Cambió rápidamente de tema.

-Ah, nos conocemos desde la infancia. Prácticamente he estado toda una vida con él. Puedo decir que es un amigo sincero. Incluso el único.-

-Oh… Que maravilloso. Es sorprendente que hayan mantenido tal relación por varios años.-

-¿Tú lo crees? No es algo sorprendente si tomas en cuenta a los que realmente puedes llamar amigo. La amistad que me ha compartido parece tan corta y a la vez tan larga. Aun no llego a entenderla. Pero me alegra haberle conocido.-

-Me lo imagino… ¿Cómo es qué se conocieron? Debió haber sido un encuentro que forjara su amistad desde el inicio.- Parecía muy entusiasmada por oír la respuesta.

-No sé si fue un encuentro inolvidable…- No, si lo sabía. Pero me daba vergüenza aceptar que fui el primero que lo olvidó. –Cuando Lisandro y yo éramos unos infantes, él se encontraba llorando debido a que su mascota había muerto atropellada. Intenté consolarlo pero debido a mi poco experiencia interactuando con otras personas, creo que empeoré las cosas un poquito más…-

-¿A qué te refieres?-

-Bueno, yo nunca tuve una mascota. Aquel sentimiento que se fomenta a esa criatura era muy desconocido para mí. Por eso, pensé que la mejor manera de que dejará de llorar fue decirle que consiguiera otra…- Ahora que lo pienso. Fue un acto muy grosero de mi parte.

-Oh… ¡Que horrible! Yo te hubiera golpeado… ¡Ah! Lo lamento. No quería ser directa.-

-Descuida. Creo que era lo justo. Fui muy desconsiderado aquella vez. No tomé en cuenta sus sentimientos y simplemente dije lo que pensé. ¿Cómo podía ayudar algo que no entendía? Fui muy idiota…-

-Ah… Creo que te estoy incomodando. Lo siento, mi defecto más grande es ser demasiado curiosa. No era mi intención.-

-Está bien, a mí no me importa. Después de todo, debes conocer a la persona con quien compartes hospedaje. Puedo ser un psicópata- Bromeé con ella. Alice simplemente soltó una pequeña risilla.

-No creo que lo seas. Lisandro es buena persona.- Volvió su alegre sonrisa. –Su amistad parece ser muy pura e inquebrantable. Hasta podría decir que es perfecta. Me imagino que nunca han tenido una pelea.-

-Te equivocas. Nosotros hemos pasado momentos difíciles al grado de odiarnos. Para ser sincero, me molestaba su actitud tan despreocupada que tenía de ver la vida. Siempre relajándose ante todo, y siempre siendo amable… Pero creo que eso fue la base para forjar nuestra amistad. Siempre estábamos hiriéndonos, pero al ver que se nos iba la mano, tratábamos de enmendar las cosas. Destruyéndonos, reparándonos. Lastimándonos, sanándonos… Era una repetición de lo mismo. Como ves, no somos perfectos. Pero en algo tienes razón, nuestra relación fue inquebrantable. Era como si no pudiéramos estar lejos el uno del otro.-

Cuentas Netflix

-Que hermoso. Me gustaría tener una amistad así de maravillosa.- Su voz se fue haciendo débil. Parecía algo triste al decir tal frase. Sus ojos vacíos carentes de una emoción parecía algo perdidos.

-Alice… ¿Estás bien?-

-Eh… Sí. Lo siento, recordé algo que me hizo ponerme nostálgica…- Sonrió de nuevo. – ¡Cierto! Es la hora de la comida. Apuesto que ya debes tener hambre… Pero, yo no soy buena cocinando. Si no te importa, podemos pedir algo de comer, no me gustaría que te llevaras un mal sabor de boca por mi comida.-

-Oh, descuida. Si me permites, yo puedo hacer la cena.-

-¿Ah? Mentira… ¿Sabes cocinar?- Retornó su actitud energética.

-Por supuesto. Yo era muy curioso de pequeño, siempre estaba con mi madre observando como hacía sus platillos. Después de que mis padres fallecieron, tuve que poner en práctica lo que aprendí. Y también tuve que soportar los regaños de una persona en especial… “¡Ah! Se está quemando. ¡Apágalo!” Era lo que siempre me gritaba.- Recordar la manera tan elocuente de Isabel me causó gracia.

-Entiendo lo que pasaste. Mi madre también intentó enseñarme. Pero a pesar de todo nunca pude aprender… Siempre se quemaba todo lo que ponía al fuego… Incluso al lento. Llegué a quemarme casi todo el cuerpo y mi madre se rindió. Es muy vergonzoso, pero yo también decidí abandonarlo-

Recuerdo que yo también llegaba a quemarme cientos de veces, pero Isabel decía que las marcas que llegará a tener, serían recuerdos de superación. Esa mujer daba miedo… Pero le estoy eternamente agradecido por todo lo que hizo por mí.

-¿Qué te parece si te enseño? No debes dejarlo tan fácil… Además te aseguro que no te decepcionare como maestro.-

-Eso me encantaría… Gracias Marlon, no te desaprovecharé como maestro. Te lo prometo.-

-Es lo menos que puedo hacer, por permitirme quedarme contigo. Y bien ¿Qué es lo que quieres comer?-

-Eh… No lo sé…-

-¿Qué te parece curry? Es un platillo muy rápido de realizar-

-¿Ah? ¿De verdad puedes prepararlo?-

-Claro, es muy sencillo de hacer. No me subestimes.-

-Entonces, comeremos curry. Ha pasado tiempo desde que comí algo casero. Estoy algo emocionada.-

-Me alegro. Muy bien, debo ir a prepararlo, ¿podrías llevarme a tu cocina?-

-Por supuesto, es por aquí.- Comencé a seguirla. Tenía una casa muy agradable y acogedora. Ella era una buena persona, amable y dulce. Pero algo me inquietaba, y no lograba percibirlo. -¿Puedo quedarme a observar? Si no te importa, me gustaría empezar con mi primera lección de cocina.-

-Adelante, no dudes en preguntar.-

No sé qué fue lo que ocurrió en aquel momento. Por breve tiempo, no me sentía solo. Su compañía me había alegrado. Era algo extraño y raro de entender. ¿Por qué? ¿Por qué era tan ajeno a lo que sentía antes?….

Algo me inquietaba de su personalidad. Algo me alteraba y no me dejaba estar. ¿Qué es lo que podría ser? ….

La cena fue algo tranquila y bastante amena. Fue sencillo sacar tema de conversación. Extrañamente, era algo fácil platicar con ella. Muy distinto a como era antes.

-Marlon… ¿Puedo decirte algo?-

-Oh… Está bien. ¿Qué ocurre?-

-Bueno, veras… Yo estaba un poco nerviosa debido a tu llegada. Pero, me alegra que hayas sido tú. Me he puesto más tranquila…-

-Alice…- Me sorprendí debido a su sinceridad. Existen palabras que son difíciles de expresar. Pero esta chica parecía no reservarse ninguna. –Gracias por aceptarme en tu hogar. Espero llevarme bien y trabajar juntos en adelante.- Le extendí mi mano a lo cual ella muy sonriente la estrechó con la suya.

Aquel apretón era como un sello, que confirmaba que ya no había vuelta atrás. Es cierto que mi vida está llena de mentiras, de engaños y traiciones. Pero, si esto es lo que llaman destino. Está bien para mí… Después de todo. Yo ya he llorado, odiado y amado… ¿Qué más puedo pedir? No puedo exigir nada más… Pues ya no tengo derecho.

A mis personas amadas, jamás volveré a lastimar. Nunca las olvidaré, seré sólo un cobarde que toda su vida escapó de cadenas ocultas que no logró ver. No importa que tan estrangulado esté. Yo nunca regresaré.

Pronto iniciara la cuenta atrás hacia mi perdición. Mi mente empezara a vagar sin control. Lo siento Valeria, es lo único que puedo decir. Lo repito tanto que a veces pienso que es un cliché.

Sólo tengo un deseo. Uno único… Emilie, Fernanda, Valeria… Por favor, siempre sean felices y olviden al idiota de Álvaro que sólo es un estorbo en su vida. Ya no hay nada que pueda hacer por ellas más que implorar perdón.

Mi único consuelo, es ver la luna todas las noches, y por segundos llegar a pensar, que en ese momento la estoy viendo junto con ellas.

Mi egoísmo nunca se irá. Por más que intenté alejarlo, ahí seguirá. Igual que mis recuerdos tan preciados… La persona que nunca pensé llegar a amar. Todo eso se quedará…

Nunca olvidaré el día en que te conocí… Mi querida Valeria…

“…Él es mi novio, te pido que le sueltes…” Pequeñas mentiras que cambian una historia.

“…Tú me gustas…” Simples palabras logran cambiar sentimientos.

“… Estoy feliz de tenerte a mi lado… Te amo demasiado…” Suficiente calidez para un tonto e ignorante corazón.

“…Ah… S-Sobre eso no te preocupes. Era algo que quizás no te importe…” Heridas que ignoré y nunca traté de cubrir.

“…Ahora no me duele… Ves… Te olvidaré… Eso probablemente sea mentira… Pero…Lo siento… Tengo que decirte adiós. Gracias por haberme soportado, incluso aunque fuesen mentiras…” Lágrimas que no intenté secar.

“…Álvaro… ¿Por qué tú…? ¿Por qué me haces esto?…” Poco a poco la lastimaba. Poco a poco rompía su ser en mil pedazos. Era demasiado tarde para rectificar el daño.

…Siempre juntos…” Promesas que esperaba cumplir. Fueron más bien mentiras que intenté ocultar…

“…No dejes que nadie más las vea… No tienen derecho, nadie…” Palabras que inconscientemente han de cambiar tu destino, futuro… Tus sentimientos…

Es curioso cómo tan repentinamente, una persona puede poner tu mundo de cabeza…

… Valeria Hoffman, un placer conocerte…”

Cuentas Netflix


Publicado por



Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Subir ↑