Existen personas que no deberían amar… Parte 20
Capítulo 19.
¿Qué estaba diciendo? Irse… No de nuevo, no soportaría su ausencia después de acostumbrarme a vivir con ella.
-Emilie… ¿Por qué deseas irte? ¿Algo no va bien en el instituto?- No, no era la universidad de Galo. Era él. Jodido Lisandro, le advertí acerca de esto.
-En lo absoluto. Sólo que… He estado muy lejos de casa. Mis amigos me han dicho que me extrañan… Por eso… yo… Yo quiero regresar pronto…- Temblaba a cada palabra.
Suspiré. Ella estaba mintiendo.
-Hace poco, mencionaste a Lisandro. Preguntabas la razón de tanta amabilidad ¿no? ¿Él es el motivo?-
-…No. Hablé sin pensar… Lisandro es amable porque soy tu prima, él me quiere como una hermana, soy una niña a su lado. No tiene nada que ver él en este asunto.- Revolvía sus ideas. No eran claras, eran confusas. ¿Podría ser que ella….? Imposible…
-Emilie… Tú estás…-
-¡Emilie! Qué alegría que hayas vuelto. Me sentía muy solo con tu ausencia.- Llegó Lisandro, sentándose al lado de ella. -¿Huh? ¡Qué hermosa te ves! Pareces una tierna muñequita con tus rizos.-
Este idiota… La mirada de Emilie parecía nostálgica. Sonreía algo forzada. ¿Por qué él no se daba cuenta de su dolor?… Lisandro la estaba haciendo sufrir… Que desconsiderado de su parte… No quería verla así… Podría ser que… ¿Acaso era lo que Samuel sentía? No, ¡no!… Borré esos pensamientos tan innecesarios. Que estupidez, lo tuyo es diferente…
-Gracias…- Dijo débilmente. Su semblante parecía el de una llama a punto de extinguirse.
-¡Oh! Emilie, mira lo que he comprado para ti.- Lisandro posó sobre ella las delicadas flores. –Dijiste que te gustaban.- Lisandro sonrió arduamente.
Ella lo miró sorprendida, evitando decirle que ya las había visto. Se sonrojó y le regaló una sonrisa tan inocente.
No había duda alguna… Ella lo amaba. Estaba enamorada de Lisandro. Esos pequeños detalles lograron que Emilie lo amase. Pero Lisandro ¿realmente la amaba? ¿Él sentía lo mismo por ella?… No me importaría si así fuese… Quizás un poco…
-¡Volví! Hola amor.- Llegó Katherine y besó mi mejilla. – ¡Dios! ¿Qué te ocurrió Álvaro?-Dijo tocando mi pómulo.
-Me caí.- Joder, aquella pregunta me estaba estresando.
-¡Deberías tener más cuidado!- Tocó con sutileza aquella marca. -¡Lisandro te dije que le cuidaras!- Gritó un poco molesta.
-Álvaro ya no es un niño…- Trató de defenderse Lisandro. –Además, le he comprado esto.- Sacó una pomada y se la entregó a Katherine.
-Cielos…- Suspiró. –No eres de confiar Lisandro.- Untó suavemente en donde había sido el golpe de “tu amado novio”
-Gracias, pero Lisandro tiene razón. Debí haber tenido más cuidado. Siento haberte preocupado. Tomé su mano y besé sus dedos delicadamente.
– Eres un desastre Álvaro…- Besó mi frente y se recostó en mi pecho. -¿Oh? ¡Vaya que lindas! Son camelias…- Miró las bellas flores que yacían en un bello esplendor. -¿Son tuyas Emilie?- Preguntó sonriendo.
-Si… Lisandro me las regaló…- Bajó el tono de su voz.
-¿De verdad? Lisandro, necesitaras más si quieres conseguir a Emilie.- Carcajeó un poco.
-Pero ¿qué dices? Sólo es un obsequio de amistad…-Parecía inseguro de sus palabras -¿Verdad Emi?- Trató de sonreír.
-…Si- Dijo en susurro. –Lo siento… Creo que quiero dar una vuelta por el lugar…- Se levantó y a punto de irse. Lisandro le tomó del brazo.
-Ni creas que dejare que vayas sola.- La miró profundamente. Ella sólo agachó la mirada.
-Está bien… Puedo ir sola.- Emilie lo trató de quitar sutilmente.
-Lisandro… Ella ya no es una niña.- Dije mirándolo confuso.
-Lo sé. Es por eso que iré con ella.- Agregó seriamente. Su mirada no era la habitual. Me sorprendí ante su respuesta. No esperaba tales palabras por parte de él. –Emilie, por favor…déjame ir contigo. ¿Acaso no te has visto en el espejo?- Le preguntó.
-Si… Todos los días. ¿Por qué?…-
-¿Por qué?… Simplemente porque eres hermosa… Tierna, amable, dulce… No pienso dejar que ningún otro idiota intenté lo de la última vez. Así que iré contigo.- La tomó de la mano y comenzó a caminar con ella. ¿Última vez? ¿De qué hablaba?
Pude notar a Emilie más que sonrojada. Sé que debía detener aquella escena… Lisandro era más que idiota para darse cuenta de los sentimientos que estaba provocando en ella. Si no tenía cuidado, él terminaría lastimándola. Sin embargo… No hice nada por evitarlo, pues noté una aprobación por parte de ella.
-Lisandro es un poco celoso… ¿No lo crees?- Dijo Katherine al ver que ellos dos se alejaban.
-Demasiado diría yo.- Suspiré. Algo en mi me preocupaba. Temía que ella se alejara de mi lado. Sé que era egoísta… Pero una parte de mí, aún era dependiente de aquel recuerdo.
-Que lindos…- Se inclinó hacía mi hombro y dio un suspiro largo y pausado.
Su voz… Su fragancia, su piel y aquella mirada… No provocaban en mí una emoción tan vibrante como la tuya…
En el fondo me alegraba, pues no había dudas con ella. Pero también me alertaba y preocupa…
-Álvaro, estoy un poco intrigada, el hecho de haber visto a Valeria…- La interrumpí dándole un beso en los labios. No quería hablar acerca del tema. Me incomodaba de sólo pensarlo.
-Te amo. Eso es lo único en lo que debes preocuparte.- En el fondo era mentira.
Ella sólo sonrió. Permanecimos en silencio por breves momentos…
Sentí un pequeño escalofrío… Un temor que inundaba mi cuerpo… Una frágil voz que se rompía en pedazos llamaba mi nombre.
-Valeria…- Suspiré y miré a una dirección que fue como una pesadilla para mí.
Poco a poco, tu cuerpo era sumergido entre las cristalinas aguas… Idiota ¡¿Qué hacías dentro del agua sola si no sabías nadar?!
Aparté a Katherine y me levanté presuroso, a punto de correr para sacarte de ahí, sentí una frágil mano detenerme.
Era Katherine, parecía triste. Se aferró más a mi como si supiera que algo terminaría si me dejaba ir contigo.
-Por favor… Tengo que ir con ella.- Le susurré a su oído. Katherine sorprendida me soltó y agachó la mirada. –Gracias.- Besé su mejilla.
Presuroso y sin pensarlo me lancé al agua tratando de tomarte los más pronto posible. ¿Por qué tiene que ser de esta manera? ¿Por qué fui el único que te vio? Tu cuerpo se había perdido de mi visión, yacía en el fondo. Demonios, comenzabas a convulsionar… Sujeté tu brazo y te llevé a la superficie.
Agitado saqué tu cuerpo del agua… Una multitud de personas se acercaban presurosas. Idiotas… Tan atrasados llegan…Estaba agitado, molesto y asustado…
Tus parpados estaban cerrados. Tus labios eran morados y tu piel se había puesto más blanca. Era una broma ¿verdad? Este tipo de cosas… Sólo hacían que me encadenara a ti.
¡¿Dónde estaba el idiota de tu novio?! ¡¿Por qué demonios te fuiste con él?! ¡¿Por qué diantres habías preferido su compañía?! Gritaba en mi mente, mientras realizaba las compresiones cardíacas. Valeria ¿por qué me haces este tipo de cosas?
Separé tus labios y tomé tu mentón. Uní mis labios con los tuyos tratando de pasar el oxígeno a tus pulmones.
-No me hagas esto Valeria…- Te decía continuando con el RCP. Cada intento de que reaccionaras, se me hacía eterno… No lo aceptaría, no permitiría esto… Jamás…
De pronto, volviste a abrir los ojos y soltaste el agua que habías ingerido. Tu tono de piel, levemente mejoró.
Comenzaste a toser y el personal de emergencia por fin llegó. Te subieron a una camilla y te suministraron oxígeno a través de una mascarilla. Malditos… Quería golpearlos…
-¡Quítate idiota!- Sentí un empujón fuerte. Era el idiota de tu novio.
-Señor, ¿conoce a la joven?- Preguntó uno de los ayudantes.
-Por supuesto… Es mi novia.-
-Pues dé las gracias a este joven.- Dijo señalándome. –Si él no hubiese practicado el RCP, hubiéramos temido lo peor.-
-¡No le voy a dar las gracias a un idiota como él!-
-Señor, este hombre salvó la vida de su novia.-
-No creí que fueras así de ignorante Joel.- Estaba molesto. No porque no me hubiera agradecido. Sino por el hecho de haberte dejado sola…
-¡Mira imbécil! ¡¿Quieres otra mejilla golpeada?!- Preguntó molesto.
-Adelante ojito morado.- Sé que debía ignorar cualquier provocación… Pero… De verdad quería golpearlo.
-Eres un…-
-¡Deténganse los dos!- Gritó el personal de emergencia. –Deberían apenarse… Una vida corrió peligro y ustedes discutiendo por algo tan estúpido.-
-¿Estúpido? Besó a mi novia- Dijo molesto. No podía haber persona más tonta en el planeta. A Samuel le habían quitado su puesto.
-Eres un estúpido…- Traté de no elevar el tono de mi voz. –Si te hace feliz. Ese beso no significó nada para mí más que hacer que reaccionara.- Limpié mis labios que habían tocado tus frías comisuras.
Caminé queriendo marcharme, pero algo me detuvo. Sorprendido regresé mi mirar.
-Álvaro… Por favor, no te vayas.-Dijiste a duras penas y comenzaste a llorar
Una espina brotó de mi pecho, tratando lentamente de penetrar todo mi ser… Dolía. Sujeté tu mano
-Tranquila… Estoy contigo.-Besé el dorso de tu muñeca y limpié tus mejillas.
¿Qué estaba haciendo de mi vida? ¿En qué momento mi mundo se descontroló? Tú tienes la culpa… Estas acciones me mantienen seco por dentro, no puedo tolerarlo, actúo más como una bestia que como un humano, una bestia que reacciona al choque entre los celos y el odio. Tú causaste la destrucción de mi ser.
No puedo perdonarte… Te odio por estar a mí alrededor y cambiar las cosas de cómo eran. No necesito mostrar “amor” a aquellos que están llenos de complejos de inferioridad. Incluso aunque sea un pensamiento deshonesto, haré cualquier cosa para aplastarlo antes de quedar expuesto…