Hoy, nada queda ya…
Ya no quedan más palabras que se hundan en el colchón.
Ni suspiros que se pierdan entre piernas rígidas.
Las manos se quedaron congeladas cuando iban a deslizarse entre sus senos.
No hay latido…
Ya no hay vaho en el cristal de la ventana.
Y hoy ni una lágrima se derrama.
Los números del reloj van cayendo.
Lo sabes…
Sólo queda aferrarte a los recuerdos…
Hoy… El amor ha muerto.
Por: Laura Saut.