Hoy por fin puedo perdonarte
Hoy me desperté con tu recuerdo en mi mente, el clima fresco de la mañana se sentía raro, como de esos días en que aún estábamos juntos, se sentía así, tranquilo. Sin embargo, no me dolió recordar lo vivido. Ya no siento en el pecho ese hueco que se quedó cuando te marchaste, ni esa profunda tristeza por extrañarte y anhelarte a mi lado. Un día me aferré a ti y me obligué a creer que tú eras el amor de mi vida, pensé que no habría más después de ti, pero hoy puedo ver que estaba equivocada. Todo eso se ha ido. Hoy pienso en ti con una sonrisa.
Me tomé unos minutos a solas para traer de nuevo a mi mente todos esos momentos felices que pasamos, nuestro viaje a la playa, nuestra entrada a la universidad, el día que me hiciste superar mi miedo a las alturas al aventarnos en paracaídas, la noche que se descompuso el auto en medio de la lluvia, la boda donde tú te ganaste la liga y yo el ramo, los domingos comiendo carne asada en casa de tu familia, y por último, el que día que más me dolía recordar… tu propuesta de matrimonio y las lágrimas de ambos que inevitablemente rodaron esa tarde. Pero hoy no dolió, la herida por fin se cerró.
Hoy puedo darte las gracias por todo lo que me hiciste aprender. Porque quizás en su momento no lo vi y te odié y te maldije y deseé que todo te saliera mal para que un día regresaras a mí, lo cual nunca sucedió. Hoy estoy contenta por ello, porque no regresaste, porque me ayudaste a madurar de golpe, fue duro, muchos de mis sueños se rompieron, pero aprendí la lección. Hoy ya no me dueles como hace meses, hoy de corazón te deseo lo mejor, y espero cumplas todas tus metas y llegues tan lejos como la vida te lo permita. Pues sé que yo también ya estoy lista para volver a volar y encontrar a ese chico especial que hará que nuevos sueños se vuelvan a crear.
Sé que si un día nos encontramos por casualidad te regalaré mi mejor sonrisa, será raro verte, lo acepto, pero es un paso obligado a dar, pues es parte de madurar. Hoy cierro ese ciclo, esa parte que un día fue importante para mí, que me hizo sufrir, pero también me hizo feliz. Ese capítulo en mi vida ha terminado y ya es momento de comenzar a escribir uno nuevo. Gracias en verdad porque me convertiste en la mujer que hoy soy, sacaste muchas cosas buenas de mí y con eso me quedaré. Bendiciones para ti y mis mejores deseos. Hoy por fin puedo perdonarte por todo el daño hecho.