La danza del amor
Aún recuerdo ver tu rostro y sentir cómo nuestros ojos se seguían con movimientos rítmicos, alternados con pequeñas pausas para admirarse y de nuevo comenzar con nuevos movimientos que dejaban claro que dos corazones comenzaban a latir a la par, que todo nuestro cuerpo se envolvía en esa extasiante pieza musical llamada amor.
¡Qué recuerdos aquellos!
Bailamos una y otra vez solos en la oscuridad, con nuestros cuerpos desnudos, en la lluvia, al calor de una fogata, bajo la hermosa bóveda celeste…
Lo que no recuerdo es cuándo este baile se convirtió en una melodía trágica, en donde el brillo de tus ojos se desvanecía, en donde la cadencia y el ritmo se perdía, en donde ya nuestros corazones no coincidían, donde ya nuestros ojos no se seguían… Desconcertado busqué escuchar aquella melodía que nunca más volvería a mi vida.
Tal vez seamos marionetas en este concierto llamado vida, pero la melodía que el día de ayer nos trajo felicidad, hoy es la melodía perdida que recorre nuestra piel en espera de volver a emprender una nueva danza musical llamada amor; con otros pasos, con otro corazón, con otros cuerpos y otros ojos…
Pero que nosotros nunca seremos capaces de dirigir.