La fuente de mi inspiración…
Pareciera que cuando se está más enamorado es cuando esos bellos poemas de amor resurgen del corazón de los enamorados, pero he reflexionado mucho en eso y parece que no. Parece que todas esas palabras de amor tan bellas, tan profundas, tan potentes, tan apasionadas se producen durante ese loco y apasionado amor, pero resulta que solo se plasman hasta el finito y tan dramático momento de desamor. Pareciera que no, pero resulta que sólo en el desamor me inspiro.
Muchos han sido los románticos poetas, los autores de esos versos que más de una lágrima han logrado derramar al leerlos, y sin conocer su verdadera historia de amor, sin conocer su fuente de inspiración, muchas veces se cae en la cuenta de que él simplemente, enamorado fue cuando escribió. No se conocen los detalles por los que transitaba en ese momento ese amor que inspiró aquel bohemio al trazar en aquel papel y con sangre de su corazón la tinta de su gran amor, el cual dejó para los descendientes una historia que hace recordar esos sentimientos que en algún momento, en su alma y cuerpo nació.
Para los lectores, descubrir esos sentimientos y darse cuenta que son semejantes a los nuestros, nos hace sentir que nos han robado las palabras, las ideas, o que simplemente encontramos la forma adecuada para expresar aquello que también sentimos y deseamos en nuestro profundo corazón. Sin embargo, aquellos sentimientos que han sido plasmados se escribieron tal vez en una situación contraria por la que ahora se está pasando aquel que descubre por vez primera ese profundo poema que llega al corazón.
Tener mal de amores, es siempre el mejor momento para expresar aquello que se siente, que se vive, que se recuerda, porque para algunas personas, no hay momento más profundo y bello que cuando se está consigo mismo, viviendo esa experiencia negativa, que al final del día siempre nos deja algo positivo, esa inspiración por la cual yo le escribo a esa persona que me ha dejado sumida en la tristeza, en la soledad, recordando esas sonrisas, eso que sentí. Sin duda alguna, estar con uno mismo, viviendo un desamor, puede dejarte lo más hermoso que alberga tu corazón… La inspiración.
Esa inspiración que le llega propios y extraños, a muchos a pocos, a ricos y a pobres, aquel que amó y ama de verdad, aquel que se entrega, que da todo sin reproches, sin resentimientos, sin amarguras, aquel que al final de una gran historia, sonríe por haber amado, por haber sido feliz, por haber compartido lo mejor de su vida a lado de la persona que se eligió en ese momento para compartirlo, porque Albert Espinosa lo dice en su libro “El mundo amarillo” la decisión que tomaste en el momento que la tomaste era la correcta justo en ese momento, por eso no te arrepientas, respeta al que fuiste en tu pasado, respeta al que eres en tu presente.
Y así sucede en el amor, no hay malos amores, no hay malas decisiones, no hay elegidos o indicados, sólo hay personas con las que se vive un amor, una historia, una parte de la vida, que nos deja algo bueno, nos deja algo malo, nos deja recuerdos, pero sobretodo nos deja letras.
Nos deja inspiración para escribirle al amor.