La noche en que la muerte llegó de visita. Parte 5
Iliria no podía creer lo que acababa de suceder, se encontraba todavía en trance por lo que vio y no lograba entender nada; aturdida se limitó a cerrar los ojos y sujetarse de Galio quien la llevaba en brazos, trataba de entender lo que había sucedido, trataba de encontrar una explicación, pero no lo conseguía.
Sólo podía recordar con impotencia ver a Armerus lanzándose a toda velocidad contra ella y sus dos hermanos. De pronto y sin aviso alguno una figura de un hombre con una vestimenta blanca y unas enormes alas blancas aparecer frente a Rimero y clavarse una espada en el corazón para acabar con su vida y luego desaparecer frente a sus ojos sin que ella pudiera hacer nada al respecto; fuera de eso, sólo recordaba sentir a Armerus estrellarse violentamente contra Ferdinand que, totalmente distraído por lo que acababa de presenciar, quedó inconsciente por el golpe.
Iliria no recordaba cómo salió de allí, ni por qué no recordaba nada más, ni mucho menos cómo es que Galio la llevaba en brazos; pero en realidad eso poco le importaba ahora, sólo deseaba vengar a su hermano Rimero y le preocupaba muchísimo qué había sucedido con Ferdinand.
Galio avanzaba lo más rápido que podía, estaba aterrado por lo que acababa de presenciar, Iliria y sus hermanos no eran humanos, eso ya le quedaba claro y los sujetos con los que pelearon tampoco, eran ángeles, o al menos eso parecían, con sus alas y la forma tan veloz en la que se movían; pero con su actitud parecían más bien demonios, esa idea no abandonaba su cabeza y le llenaba de miedo e incertidumbre, pues él se encontraba en medio de una guerra entre seres sobrenaturales. La cuestión que más le inquietaba era de parte de quién estaba, ¿de los malos o los buenos?, si es que había algún bando bueno.
Llevaba a Iliria en brazos y ya estaba agotado, así que decidió parar en medio del bosque para descansar un poco y averiguar de una vez por todas lo qué estaba sucediendo.
Cuando Iliria sintió que Galio se detenía y la colocaba sobre el césped, se puso de pie y enfurecida le dijo a Galio:
-¡Cómo pudimos dejar a Ferdinand solo, no puede ser debemos volver a salvarlo y destruir a esos malditos!-.
-Si volvemos moriremos, eso tenlo por seguro y tu hermano está bien, cuando vio que te saqué de allí el voló lejos, muy rápido, no creo que lo hayan alcanzado. –
-Te atreves a llamar cobarde a Ferdinand miserable esclavo, no eres nada comparado con él-.
-No lo llamo cobarde, es de hecho muy listo, de haberse quedado, lo hubieran asesinado, no había oportunidad, eran demasiados, hizo lo correcto. –
Iliria se sorprendió por lo que Galio dijo, lo último que Iliria recordaba era que Armerus se estrelló con Ferdinand, no recordaba haber visto a nadie más, salvo al sujeto que asesinó a Rimero, ¿cómo podía haber «demasiados»?
-Me vas a decir ahora mismo lo que pasó y más te vale hablar con la verdad o…
Galio dio un paso al frente y con determinación le respondió a Iliria:
-Se acabó eso de que haré todo lo que me digas sin cuestionar nada, eres tú ahora la que me debes decir qué es lo que sucede, obviamente tú y el resto de sujetos que vi hoy no son humanos-
Iliria se conmovió un poco por la forma en la que Galio respondió, normalmente lo hubiera asesinado a sangre fría en un parpadeo, pero tenía mucha curiosidad de saber qué tenía él que ver con Armerus y además…