La soledad de tu compañía
Nunca imaginé sentirme así, después de tanto amor todo se reducía a esto; vivir con tu indiferencia, sí ya sé, al principio era lo mejor estar con alguien que no tenía problemas si salía con mis amigas, si viajaba sola ¡podía hacer lo que quisiera! Y la frase: » No tengo ganas, pero ve tú» era el pan de cada día, algo se rompió entre nosotros y con los problemas de la vida diaria y la rutina no nos dimos cuenta en que momento pasó, cada quién hacía lo que quería y en ese momento la situación resultó muy conveniente… Hacer de cuenta que todo estaba bien.
Al pasar el tiempo me di cuenta que vivía con la responsabilidad de una mujer casada, pero sin los beneficios, prácticamente la gente pensaba que era madre soltera o divorciada siempre sola, reuniones familiares, con amigos, bodas yo iba sola primero porque no estaba dispuesta a renunciar a mi vida social y segundo porque quería respetar que no te gustaba salir, ni las fiesta y se volvió muy normal para mí.
Era claro que algo estaba mal, las únicas que salían solas eran mis amigas que se hacían llamar «felizmente divorciadas» las reuniones con amigos ya eran con pareja y yo era la única que «tenía » pareja pero siempre iba sola, se empezó a formar un vacío, pues no era lo que yo quería y fue cuando entendí que para ti, mi ausencia era mejor que mi presencia.
Estábamos en la misma casa, en la misma cama y yo me sentía más sola que nunca, tu actitud era como si yo no existiera, esa indiferencia y la manera de ignorarme ¡era maltrato! No había golpes pero dolía, no había gritos pero intimidaba y tu silencio era más incómodo que una discusión en público, ya no había pláticas ni mucho menos peleas porque para pelear se necesitan dos y yo tenía mucho que vivía con la soledad de tu compañía.
Siempre tuve la esperanza que ibas a cambiar, que serías como antes y esa espera sólo me llenó de incertidumbre y de dudas, pero las personas no cambiamos, más bien mostramos como somos en realidad, era más fácil saber los números ganadores de la lotería que saber lo que pensabas, todo se resumía a un «Sí, No, Tal vez, No sé».
Sólo quedaba mi imaginación que cada día se inventaba mil historias de lo que pasaba por tu cabeza y lo peor es que eran todas tan trágicas, eso desgasta y debilita el espíritu, a los seres humanos nos consume la duda ya no había manera de seguir así, si querías estar conmigo o no ¡sólo tenías que decirlo! pero tú simplemente callabas.
El amor no se puede exigir y las caricias y besos apasionados no se deben mendigar, simplemente sucede y te nace cuando te une un sentimiento por tu pareja de hecho es inevitable cuando se ama. Eso me demostró que en realidad me sentía más sola con tu compañía y que la indiferencia también es un abuso.
Es una agresión y no hay razón para vivir CON LA SOLEDAD DE TU COMPAÑÍA.