La última carta que escribo a mi dolor
Hola.
Sé que me conoces, hemos vivido juntos tantos años, me has acompañado en los peores momentos y en ocasiones en los más felices también. Siempre estuviste en el fondo de mi pecho y aunque tratara de alejarte de mí, jamás te apartabas.
¿Sabes? recientemente te has aparecido en mi vida con mucha fuerza, dejando estragos. Me dejaste sin apetito, sin ganas de estar de pie, me hiciste llorar por noches enteras y por las mañanas seguía sintiéndote en mi pecho, y aunque trataba de ahogarte, siempre estuviste presente, siempre fuerte, sonriendo y te burlabas de todo lo que ocasionabas en mí.
Deseé por ti tantas veces la muerte, me alejé de quienes me amaban y dí la espalda a mi persona… no quería seguir. Hoy me ofreces una tregua y prometes alejarte un poco y dejarme respirar, sin embargo aún te siento, te niegas a marcharte. ¿Por qué no me dejas tranquila ya? quiero enterrar en mi pasado tantas lágrimas que me has causado, quiero olvidar que mi amor me hizo daño, que mi padre está muerto, que la vida no es lo que había esperado.
Quiero que te marches, que no regreses y me dejes vivir en paz. Pareciese un complot entre tú y mi mente… ella recordándome cada momento, cada evento que me causó daño y tú haciendo latir mi corazón cada vez más fuerte, en cada recuerdo te haces presente.
En ocasiones me pregunto si a toda la gente le sucede lo mismo y si a todos torturas de igual forma, como has hecho siempre conmigo. La gente sonríe a diario y parece indiferente a tu presencia, o será que en ellas no estas gritando a cada segundo, cada vez más y más fuerte. Quiero saber por qué existes en mi vida desde niña, por qué has opacado cada etapa de mi tiempo aquí.
Te escondes un segundo y al siguiente estas latente, ¡aléjate de mí y déjame tranquila!, márchate de una vez, déjame olvidar lo que me ha causado heridas, márchate para poder perdonar. Necesito que te alejes porque cuanto más te siento presente, más tengo necesidad de acurrucarme a tus pies, de llorar intentando sacarte de mí y al mismo tiempo aferrándome a no perderte,.
Por mucho tiempo creí que tú eras quien me hacía fuerte, que mientras te sintiera a ti, bendito dolor en mi pecho, jamás seria débil y no permitiría que nadie me hiriese; sin embargo he descubierto de la manera más cruel que fuiste tú todo el tiempo, que me hiciste odiar, me volviste cada día mas débil.
Hoy quiero perdonar y con todas mis fuerzas intento arrancarte de mi alma y de mi mente. Necesito sacarte de aquí dentro para poder amar libremente.