Las expectativas incumplidas del amor
En ocasiones, nos centramos en pensar y fantasear como sería nuestra pareja perfecta. Pensamos como quisiéramos que luciera físicamente, que quisiéramos que hiciera por nosotros, como actuara e inmensidades de características dignas de un ser de ficción. Pues claro, estamos muy conscientes de lo que nos merecemos y lo que estaríamos dispuestos a dar por amor.
Esto no es ningún problema, pues sabemos lo que nos haría felices; en lo que a veces no pensamos es en que el amor puede venir a nosotros en cualquier forma, tamaños, colores y significados completamente distintos. Cuando tenemos una idea exacta de lo que queremos a veces nos limitamos a conocer y saborear tal vez otro estereotipo de amor que no es el que pensabas.
Lo bonito del amor es que siempre nos sorprende. Cuando menos lo pensamos aparece alguien que nos mueve el piso y el mundo en el que vivimos, nos sentimos tan bien y vamos sintiendo esas mariposas revoloteando como locas por alguien que tal vez ni siquiera nos imaginábamos que llegaría, ni la forma en la que lo hizo.
Pasa el tiempo y poco a poco vamos encontrándole peros y aspectos negativos a ese amor que creíamos perfecto. Empezamos a veces a exigir demasiado. Se nos olvida que no estamos en una película o telenovela de ese amor invencible perfecto donde todo es miel y dulzura. No, no estás con el príncipe azul de tus cuentos de hadas, estas con un humano.
Comenzamos por encontrar cualquier defecto en nuestra pareja y al más mínimo error, no dudamos en reprochárselo. Nos queremos convertir en su centro de atención, en la única persona con la que él o ella puede salir o hablar. Confundimos el hecho de que una persona quiere estar con nosotros, al hecho de que “tiene” que estar con nosotros.
Nos decepcionamos cuando nos damos cuenta que ese amor ya no es la pura dulzura del principio y creemos que tal vez ya no vale la pena seguir o algo está mal; no, nada está mal, es sólo que estás empezando a conocer a esa persona perfectamente imperfecta con la que estás y que no es un ser maravilloso y perfecto que no comete errores ni se equivoca. De eso se trata el amor, de que cuando a pesar de que ves los peores aspectos de tu pareja, la amas y no dudas ningún momento en estar con ella.
Dejemos de creernos dueños de la vida de la persona que queremos. Dejemos de exigir un amor perfecto sin problemas que no existe. No sólo pensemos en lo que queremos, olvidándonos de la persona que tenemos a nuestro lado a quienes solo exigimos lo que queremos obtener de alguien. Si esa persona está contigo, es porque de verdad te quiere y está dispuesto a jugársela por ti. Son dos personas que están juntos porque se quieren, no porque sean dueños de sus vidas.
Ama a la persona que tienes a tu lado, no a lo que esperes que haga por ti.