Los elegidos… Parte 4
Cayó la noche y al fin todos pudimos dormir en una aparente paz llena de miedos, se quedó que se montarían guardias, pero para ser sinceros nadie quería mantenerse despierto, yo deseaba con ansias que todo esto terminara de una vez, me sentía cansado, así que me dispuse a prepararme una cama improvisada Jacob me observaba e hizo lo mismo no muy lejos de mí.
… Desperté, ya era de día y olía muy rico, creo que mi abuelita estaba haciendo sus ricos waffles, olía muy delicioso, me apresuré a cambiarme, mi abuelito siempre se los terminaba, mi cuarto era mi sitio favorito casi no salía de ahí, pero cada que mi abuelita preparaba waffles me apresuraba a salir de ahí.
Bajé corriendo y afirmativamente mi abuelita cocinaba, saludé como siempre pero no respondió, quizá estaba tan concentrada que no me escuchó, era extraño el abuelo no estaba sentado en su sitio, y su plato seguía vacío, le pregunté a la abuela por él, pero tampoco respondió, quizá había hecho algo malo y ella estaba molesta, así que no volví a insistir y empecé a desayunar, tomé la mermelada y un poco de yogurt y fresas que había, estaba contento al parecer todo lo anterior no había sido más que una pesadilla y acababa de terminar, aunque todo había parecido tan real y sentí un poco de miedo, pero me calmé y continúe con mis waffles, de pronto vi que el abuelo ya estaba frente a mí, le sonreí e hice los ojos bizcos que mi abuelita tanto odiaba pero que a él hacían reír como loco, pero él se mantuvo serio, tenía la mirada fija y perdida, no tocaba sus waffles y sentí el ambiente muy frío y tenso, esto ya no me parecía normal, le pregunté a la abuela si mi abuelito estaba enfermo o algo por el estilo, pero ella no me respondió, no entendía que pasaba, de pronto mi desayuno ya no me era apetecible, lo probaba y tampoco tenía sabor, dejé mi plato y azoté mis cubiertos, a mi abuela le molestaba eso, pero esta vez no dijo nada.
Continuamos así por unos 10 minutos, hasta que de pronto mi abuelo alzó la mirada, respiraba demasiado rápido y sus ojos emanaban terror, no entendía porqué, lo último que vi fue que la abuela ya no estaba en su sitio, quise buscarla y la encontré de pronto, a mis espaldas, ahorcándome, no podía moverme, mi abuela quería matarme y lo estaba logrando, ya no sentía nada, el abuelo se veía asustado vi cómo empezó a desaparecer, me seguían ahorcando…
- ¡Luck!, ¡Luck!, ¡Despierta!, ¿Qué te sucede?
Desperté, un tanto sofocado, Jacob me veía extrañado.
- ¿Qué sucedió? – Le pregunté.
- Estábamos dormidos tranquilamente y de pronto empezaste a ahogarte, ¿Te sientes bien?
- Me estaban ahorcando, en sueños… – La piel se me erizó completamente y sentí una frialdad recorriendo todo mi cuerpo.
- Tranquilo, fue sólo una pesadilla.
- Ya estaba en casa, todo se veía como antes – Tenía miedo, sentía deseos de llorar.
No lloré, no quería seguir demostrando debilidad, si quería sobrevivir, tenía que dominar mis miedos y no dejar que ellos me dominen a mí, me volví a recostar, estuve en vigilia por al menos dos horas sin poder concebir el sueño, sólo pensaba en ese extraño sueño y me preguntaba por mis abuelos, no sabía que había pasado realmente con ellos, quería volver a mi vida antes de esto, continúe así divagando hasta que dormí otra vez.
Desperté y creo que sorprendí a la chica que me observaba.
- ¿Hola?
- ¡Oh perdón!, Es que no despertabas y vine a ver si estabas bien.
- Estoy bien… Con permiso…
Me fui de ahí, no sé si había sido grosero, pero lo que menos quería era hablar con alguien, fui a ver que hacían los demás, estaban buscando alimentos, como estábamos en un sitio verde lo más seguro era que hubiese frutos, encontramos algunas uvas, plátanos y naranjas, estuvimos comiendo las frutas, un compañero propuso que recorriéramos un poco el lugar, para ver que había.
- Bien, ¿Quién se anima a hacerla de guía? – Preguntó el de la propuesta.
Todos nos mirábamos, pero nadie daba un paso al frente o decía algo, hasta que de pronto se paró la chica que me observó en la mañana.
- Al parecer todos tienen miedo, así que me ofrezco – Puso una sonrisa de oreja a oreja y parecía enorgullecerse.
Nadie protesto, así que la seguimos.
- ¡Dios!, Son todos tan miedosos – Empezó a decirnos y empezó a cantar una canción.
Esta chica me molestaba, con sólo mirarla se me hacía fastidiosa, se veía creída, altanera, necia, no sé qué tenía, pero me molestaba, me molestaba verla al parecer positiva y segura, además cantando como si todo estuviese bien, ¿qué hacía con nosotros?, no se me borraba esa pregunta de la cabeza, pero hablaba con tanta seguridad, me parecía increíble y molesto lo que decía, al parecer era de esas niñas tontas, que piensa que sólo ellas pueden solucionar el mundo.
- ¿No te parece linda? – Jacob interrumpió mis pensamientos con esa pregunta.
- ¡Qué va tener de linda!, ¡Es una presumida!
- A mí no me lo parece, la conquistaré, yo la quiero para mí.
- Adelante, aunque creo que la tendrás difícil, todos se ven interesados.
- ¡Ja!, me los llevo a todos y por mucho.
No sé, pero hasta la idea de que a Jacob le pareciera linda me molestaba, ¿Cómo alguien tan fastidiosa podría gustarle a alguien?, definitivamente esa niña no era mi tipo y obviamente nunca me fijaría en alguien así.
- ¿Por qué ando pensando estas cosas? – Me dije en voz un tanto alta.
Nadie me escuchó y lo agradecí grandemente, íbamos caminando con ella, hasta que se detuvo.
- Creo que nos detendremos aquí, se ve seguro y no he avistado nada extraño, ¿Ya se dieron cuenta que hay un lago?, si tenemos suerte a lo mejor y hasta podemos pescar – Sonrió y al parecer iba decir más y sin darme cuenta la interrumpí.
- ¡Por favor!, ¿Qué no viste lo que le sucedió a aquella chica que probó de la fuente?, ¿Y si nos pasa lo mismo?, además ¿Pescar?, dudo mucho que tú sepas de eso – Me miró de pies a cabeza, examinándome y con un gesto de extrañeza y molestia, ese gesto me daba gusto.
- Te aseguro que se más cosas de las que crees, tal vez no soy linda y soy una presumida, pero se muchas más cosas que tú, así que te pido te calles a menos que aportes algo bueno para el grupo – ¿Cómo carajos sabía que yo pensaba eso?, de pronto respondí y me vi emergido en una discusión y con una chica, según mi abuela eso no era buena idea.
- Pues quiero ver que es lo que haces, sabelotodo.
- Pues observa bien, “amiguito”
- No soy tu “amiguito”
- ¡Basta!, no quiero tener problemas con alguno de aquí, te ruego que te reserves, después habrá tiempo de charlar.
Quise defenderme, pero apenas iba a responder ella ya se dirigía al lago, era tan segura, una tonta creída, pero al parecer todos las querían de líder, de todas las chicas que había, diez para ser exactos, sólo querían a esa boba y presumida.
Yo caminé por mi cuenta, yo no iba seguir sus órdenes, la detestaba pero a la vez me hacía sentirme inferior, no había sentido eso.
Iba perdido en mis sentimientos, hasta que resbalé por un barranco, iba caer, intente subir y no pude, no quería pedir ayuda, yo tenía que salvarme no iba a depender de los demás, estuve forcejando por unos minutos, no podía subir, era difícil, para completar la situación el barranco empezaba a deslavarse, si nadie llegaba yo caería y bueno tendría ese final.
Estaba a punto de darme por vencido, hasta que vi unos botines de tipo soldado cerca de mis manos y una mano ofreciéndome ayuda y levanté la vista…