Mi sombra se acerca
Las colillas se paran por tanta ceniza, tu cuerpo en la ventana adorna mi autoestima. Te necesitaba en la recamara para escribir poesía. Me dediqué solo a la geografía de tu sombra, que imagino.
Los caminos se entrelazan por algún motivo. No dormimos en nuestras mejores noches, solo aprendimos que la piel descompone relojes. Nos conocimos en un mal momento, no éramos expertos tratando el tema de nuestros cuerpos.
Un hombre enamorado es la destrucción de su ser. Dejé el tabaco en el infierno, solitario cenicero. No quiero ser tu contrincante, quiero congeniarme con tu alma, darte un trasplante de mi tacto cuando no estabas y sepas que sentía en mis malditas madrugadas… sosteniendo el celular para ver los horarios en que me llamabas.
Nos perpetuamos en el futuro haciendo mortal al presente, olvidando… lo que realmente trasciende.
Sobre el sudor, quiero maldecirte, pero suprimí el dolor.
Estamos evolucionados para procrear, no para amarnos por siempre. Es relativo el amor, se vuelve costumbre, un “levántate por las mañanas” con odio. Te darás cuenta cuando el cambio es notorio, pero la naturaleza es así en todo, siempre llega a un punto máximo y cae; disfuncionales, seres iguales, haciéndolo como animales.
Conocemos nuestros males. Quiero desnudarte el aura y ver tus colores reales. Invítame a tu gama sin daños colaterales. Seré la cura de tus males. Me escapé de mi por ti, ahora sobrevivir es lo importante.
De verdad, me duele el cuerpo cada que bombeo sangre. Me dejaste en el peor momento, pero creo que lo sabes.
-Eduardo Pinto