No todos los amores son eternos
La gente siempre hacen promesas, prometen un futuro juntos o un para siempre. Nos pasamos la mayoría del tiempo pensando en cómo será el futuro junto a esa persona, cuando vivan juntos, cuando se casen, cuando tengan hijos, cuando sean una familia, y etc… Hasta llegar a envejecer juntos.
¿Por qué mejor no nos concentramos en el presente? Porque discúlpame pero son pocas las parejas que llegan a compartir toda su vida, son muy pocas y más en estos tiempos de amores plásticos. Son muchísimas las cosas que pueden hacer que una relación que prometía el infinito termine y esto no está mal, no todas las relaciones están hechas para que duren toda la vida. Hay noviazgos más felices que sólo fueron de meses, que matrimonios que duran toda la vida.
Por eso no debemos pasarnos la vida buscando al amor, este va a llegar cuando ambos estén listos, en el momento preciso, todo lo que podemos hacer es darle la bienvenida, invitarlo a pasar, disfrutar el presente, cada instante, cada momento, no desperdiciar un sólo segundo juntos, no preocuparte por cuanto durará, no preocuparte por el futuro, pues al fin y al cabo el futuro es impredecible, no está en tus manos, y créeme por más que lo intentes cuando se acaba se acaba y punto, el amor también tiene fecha de caducidad y está bien. Así que cuando el amor termine, hay que dejarlo ir, no hay que detenerlo, hay que darle las gracias, despedirnos de él y abrirle las puertas y pedirle que las deje abiertas, pues nunca se sabe cuándo pueda volver a entrar.
No todos los amores son para siempre y esto no quiere decir que la relación fracasara, simplemente duro lo que tenía que durar. Compartieron juntos lo que tenían que compartir, ni más, ni menos. Aprendieron uno del otro lo que tenían que aprender. Y conocieron el amor y saben que vale la pena vivirlo, sin importar cuánto tiempo dure. El tiempo no define al éxito.
Y lo más importante aprendieron que nada es para siempre, a pesar de las promesas, a pesar de las probabilidades, a pesar de que parezca que sí. Nada es para siempre.