¡No volveré a ese infierno nunca más!
En un principio como en toda relación, todo parecía realmente hermoso, casi sacado de un cuento de hadas; mi vida era realmente hermosa a su lado e incluso me visualicé así el resto de nuestras vidas, sin embargo nada de eso pasó y afortunadamente esta historia sí acabó con un final feliz y no como muchas otras en la no es así.
Pero para todo final debe de haber un principio y mi principio comienza en un marzo 14, cuando comencé a trabajar para cierta empresa que no es necesario mencionar. Él estaba ahí y de pronto se me acercó; inmediatamente comenzamos a hacer química y digamos que fue así durante un par de semana un par de desconocidos que empezaban a conocerse más a fondo y yo diría un poco más allá cuando él me invito a salir.
Debo admitir que ese día él se veía realmente hermoso, estuvimos conversando y confesándonos un par de cosas, hasta que él menciono: a ti sí te puedo presumir- y yo le respondí: ¿por qué?… y el confesó que antes de mí le salía con alguien que era casada.
Después de eso empezó una relación realmente formal, él me llevo a conocer a sus padres y el conoció a los míos, así como si fuéramos un par de adolescentes que se iban a visitar a casa el uno al otro, hasta que ya no pudimos contener más nuestro aquel sentimiento que ambos compartíamos, pues era el amor quien nos llevó a tomar la decisión de vivir juntos.
Los primeros meses yo diría que éramos una pareja envidiable, pues salíamos de compras, viaje y seguíamos saliendo al cine entre otras cosas. Hasta que un día él me propuso que dejara de trabajar y que el cubriría todos los gastos de la casa para que yo estuviese como una reina y fue así, dejé de trabajar y lo único que hacía era estar en casa como una buena ama de casa; pero como toda mujer me aburrí un poco de aquella monotonía, así que un día salí de casa a visitar a unas viejas amigas, y cuando llegué a casa él estaba allí, sentado… Cuando me vio me empezó a preguntar: ¿Dónde estabas? ¿Con quién estabas? ¿Por qué estás tan arreglada?; lo único que hice fue decir la verdad, que fui a visitar a unas amigas, pero él no me creía y empezó a decir que si lo engañaba con alguien…
Un día me dio una cachetada sólo por ir de compras por los alimentos, él enseguida me pidió perdón y como toda ingenua mujer, le perdoné una y otra vez y otra y otra vez.
La culpable de que él me golpeara era yo y él intentaba recompensar los golpes con regalos, flores, ropa, zapatos y siempre caía como una estúpida; hasta que un día llegó hasta el límite, cuando él me golpeo sin cesar y me insultaba diciéndome: me das asco por ser una p#&a; y me encerró en casa.
Afortunadamente abrí los ojos y decidí escaparme e irme lo más lejos posible que pudiera. Aún me sigo preguntando cómo fue que pude soportar demasiado de aquel hombre que pensé que amaba y que él me amaba.
No puse alguna demanda pues era algo estúpido o irónico, pues el pertenecía a la policía, así que mis intentos iban a hacer fallidos y lo mejor que pude hacer fue irme y nunca más volver a aquel infierno.