Noches de insomnio…
El insomnio se ha apoderado de mí otra vez en esta noche extraña y no logro entender por qué, si al pasar de estos días he llevado bien el duelo de tu engaño.
No le he hecho preguntas a la imaginación desde que escribí la última vez que estuve enamorada del hombre que nunca existió, pero algo aparece y me hace sentir extraña y pensativa. Tengo que descifrar este sentir que se hace presente y me envuelve y me lleva sin más a escribir aquí, tranquila en una silla, esa en la que comúnmente suelo estar, en donde la inspiración llega y en la que aprovecho escribir frente a mi computador del cual han salido escritos hechos con el corazón, en donde los recuerdos se han hecho presente y donde lloré la última vez que escribí.
Quiero despedirme por fin en paz, diciéndote que no debes de preocuparte por mí ni buscar respuestas absurdas. Si en algún momento has pensado hacerte presente, quiero que sepas que te prefiero en recuerdos finos de esos en los que te convertiste.
Mejor hazme un favor y dile a ella que te cuide y que te llene de amor como lo necesitas, que te dé ánimos y te enseñe la lógica de los acontecimientos cotidianos, que de días fríos sus abrazos te cobijen sin dejar dudas de tus sentimientos, que para este entonces en el invierno que vives sé que los necesitaras más; dile que no necesita hacerme saber que ganó, puesto que nunca te tuve y esa es la verdad, porque que de ser así habría aceptado con aplomo las veces que me tocara perder.
Dile la verdad de las cosas, que yo no te quería para tener sexo solamente, porque para eso lo pude haber tenido con personas sin valor. Mi intención era aprender a diferenciar las cosas que nos pasan y dejar las malas a un lado, dándole valor a las verdaderamente importantes ya que se debe tener presente que por amor se da todo, así se disfruta y por ende se recuerda.
Trata de explicarle que de entre esas cosas, te necesitaba para enseñarte lo que se puede hacer juntos, aportando si fuera preciso la mayor parte del trabajo sin importar la edad, que te enseñaría la forma de querer las cosas y la forma de servir a los demás, que tenía la intención de convertirte en una persona mejor ya que la humildad es muestra característica de los humanos y que el objetivo era hacer de ti un hombre humilde y honesto.
Dile que no tenga miedo de mi recuerdo, que aunque se va quedando en el olvido, sabe que es más fuerte que lo que puedes sentir por tres amores del pasado juntos y para ser exactos, me has dejado de hacer daño por respeto pues entendiste que jugar con los sentimientos de alguien que ama de verdad es algo delicado y que no tiene precio el cobro después de hacerlo.
Dile entones que el sexo no lo es todo, que para eso se necesita entregar el alma y si con suerte ella amanece a tu lado, dile que no tenga miedo que sea yo quien aparezca en tus pensamientos, porque desde hace tiempo me despedí de ti dejándote vivir las cosas que los humanos queremos vivir.
Dile si aún quiere escuchar de mí, que te mantendré en mis oraciones hasta el momento exacto en que diga Dios que llegó el tiempo, puesto que descubriste que nunca fui una mala mujer, que el único defecto que tuve es que no estaba a ahí cerquita de ti; dile que aunque pase el tiempo recordarás esta historia diferente y especial y que si hay momentos en que quieres estar solo es porque extrañarás en efecto a quien nunca tuviste. Y si con suerte un día nos cruzamos al caminar, hazle saber que no bajaré la mirada y que caminaré con la frente en alto, porque para mujer con dignidad estoy yo y no ella.
Entonces quizá mis noches de insomnio se despidan, dejándome por fin dormir en paz.
Katia Olalde