¡Pero qué tiempos tan extraños!
¡Pero qué tiempos tan extraños! Desde que el sexo se volvió tan fácil de conseguir, el amor se volvió difícil de encontrar, se remplazan personas, se privan, se reprimen, se sustituyen y se limitan sentimientos, opiniones, creencias y emociones.
Libertad y libertinaje son términos que a menudo se confunden, lo material suele proporcionar «seguridad» y «superioridad», la autenticidad se limita; escasea. La superficialidad se promueve; la fomentación por los atributos físicos han hecho de la vanidad un elemento dominante, una competencia continua sin lucro trascendental.
Si tan sólo se fomentara más… Si se promoviera más la competencia por el desarrollo de la habilidad y la capacidad intelectual que los atributos físicos tan superficiales, habrían más personas interesadas en incrementar su nivel intelectual cognitiva que su apariencia física pasajera.
Pero bueno, yo aún me rehúso a no aceptar y mucho menos entender este mundo tan extraño, tan extremo y tan complejo; de sentimientos tan efímeros e inciertos, impulsos desenfrenados, decisiones vulnerables e irrazonables y comportamientos tan disparatados.