Piensa que yo jamás estuve entre tus brazos
De nuevo van a regresar mis noches eternas de llantos.
Otra vez regresarán a mí estas horas en las que me reclamo por haberte dado todo.
De nuevo confirmo que de nada vale amar tanto, si al final me vuelves a dejar así.
Dices que no me vas a bloquear porque no soy tu enemiga.
Pero finalmente hoy no soy ya nada para ti y además te cueste lo que te cueste, me vas a olvidar… Pues qué tortura es la que tendría que pagar por estar sabiendo que ahí estás, pero para ti nunca más existiré.
Me dolió saber que decides de nuevo sacarme de tu vida, aunque te vayas diciéndome que me amas.
Sé que dijiste que no ibas a volver a leerme.
Y no me quedaré para saber si lo haces o no.
Mi vida entera te la hubiera dado mil veces.
Y no nos entendimos porque no quisiste.
Porque no te arriesgaste a tomar de verdad mi mano y seguir juntos.
Y hoy lo acepto.
Ya sé que no vas a leerme más.
Ya sé que no veré de nuevo tus ojos.
Ni tu sonrisa.
Ni volveré a sentir tus abrazos que me daban seguridad.
Te dejo libre de mí.
De mi presencia.
De mi ser.
Y guardaré en algún cajón todos los sueños que tenía junto a ti.
No prometo poder dejarte de amar, porque por Dios que este amor rebasa cualquier cosa en mí.
Pero al darte tu libertad y dejar que seas feliz sin mí, tengo que dejar de saber de ti.
Si ya no me quieres más en tu vida, es este amor que te tengo tan inmenso, que te ayudó para que en un abrir y cerrar de ojos pienses que todo fue una horrible pesadilla y hoy por fin, despiertas de ella.
Piensa que morí o que nunca existí.
Piensa que yo jamás estuve entre tus brazos.
Jamás te besé con tanta ilusión. Jamás luché por ti. Jamás te hice el amor.
Y jamás te dije que eres y serás hasta el ultimo día de mi existencia, el amor de mi vida.
Porque yo seré lo peor, pero sé que tengo una gran cualidad: esperé muchos años para dar mi corazón y mi amor total y a pesar de todo, sé que eso fue para ti.
Ni modo.
Adiós para siempre.