¿Por qué te odio?
Te odio, porque te amo como jamás lo pensé, porque me sacude el terrible pensamiento diario de que no puedo tenerte, porque te necesito y me has creado una dependencia hacia ti que no busqué y que me aniquila.
Te odio, porque cada vez que me hieres, me duele el alma y aún así vuelvo a ti, a buscarte sin que me respondas, a suplicar verte sin que me escondas.
Te odio, porque cada día tengo una lucha interior por creer en ti, por confiar en ti; quisiera entregarte lo que queda de mi voluntad, pero el miedo es tan fuerte, el recuerdo del dolor a la traición es tan potente, que no me puedo contener.
Te odio, porque tienen razón en tantas cosas que no quiero reconocer de ti, porque quizá sí fui yo la culpable de tu engaño, porque quizá sí fui la culpable de tu traición.
Te odio, porque tengo tanto temor a que te acerques y me toques, porque sé que no podré negarle mis labios a tu boca, porque soy tan vulnerable a ti, porque soy tan débil ante ti.
Te odio, porque ya no soy capaz de decidir qué hacer sola, porque necesito tu voz susurrándome al oído, tus ojos acariciándome con la mirada, tus fuertes manos apretando mi carne, tu calor que me da vida.
Te odio porque me conformo con ese poco tiempo que me regalas y porque te quiero sólo para mí.