Preludio de atención. Parte 1
Qué significado de la necesidad si lo único que busca es llenar el vacío de una ausencia, el hueco de una alegría o la extensión de una intención.
Superfluo a las miradas y sin ningún sentido hacia el claro de tu atención, puede ser lo que de la manera más sencilla y compleja, narra a mi falta de cariño lo que necesito para que pueda estar completo, quizá sea lo que me falta, lo que necesito para poner la luz sobre mi sol a diario. No es una necesidad vital si una necesidad absoluta que se hace solo mía y formará parte de mi opinión del sobre el mundo.
Qué puedo esperar si ese espacio vació depende de lo que otra parte de mi parcial todo me pueda ofrecer. Qué sentido tiene el poseer la habilidad de necesitar atención, de repudiarla en su sentido más opulento pero anhelarla es su aspecto más humilde.
La imagen de tus lágrimas hacia donde arriba mi sol o tus risas hacia donde duerme mi luna, hace que mis manos tiemblen y que mi pena sea la representación de mi alegría. Tu rechazo, antiteatro de mi locura y anfitrión de mi tristeza, ese instinto de niño que ruega por un abrazo el cual para mí representa una señal física de tu atención. Quizá sin importancia para ti, sin razón de sueño o de ilusiones; para mí, tu abrazo sólo es una muestra de que al menos tienes el interés por escucharme.
Mejillas redondas y grandes, que al arrugarse al reír sólo estimulan mi luz de una manera majestuosa. Es indescriptible mi anhelo por hacerte reír sabiendo esto, hacerte sonrojar con base en mis palabras, que son mi combustible para seguir siendo ese simpático niño loco que clama por un poco de tu atención…