Preludio de atención. Parte 2

¿Cuál es el motivo por el que muero por esa fija mirada tuya?

Caigo en la necesidad de encontrarte en un minuto de tu tiempo preocupándote de mí, del porqué mi respiración está acelerada y yo con un grito callado busco darte la responsabilidad de este bien anhelado malestar.

Dañino y sofocante el silencio frente a ti, las dudas de lo que puede suceder si extiendo mi mano hacia ti me provocan aún más el deseo por abrazarte, sin mirar lo que fuiste o lo que serás, lo único que necesito son esas sonrisas tuyas en mi tiempo, en mi espacio.

Esas ilógicas miradas que aunque inciertas, son lo más bello que quisiera tener, la luz de tu atención, el claro de tu mirada.

Sin antítesis, sin ensayos, sin pruebas, sin explicaciones. Con errores y sin complicaciones seguir reforzando la confianza y poco a poco hacer más fuertes esas miradas que sin temor me hacen amar cada día más ese color tuyo.

Siempre en busca de la atención que despierta mi energía y que añora el despertar de algunos suspiros que sin miedo tratan de quedar en ti. Esa preocupación que quiero para mí, que ni lento ni perezoso, es mi mayor deseo.

El poder regalarte mi protección es sólo el inicio de mis días, el poder obsequiarte mi calor es el final de mis pensamientos, sólo eso…