Preludio de atención… Parte 3
Tan inmenso el placer de tenerte cerca que hasta duele la distancia con la que me miras; desearía poder tenerla aún más cerca de mi corazón. Esa mirada que con mucho esfuerzo logro robarte me intimida, me acaricia, me sigue y me aparta. Sentimientos que quieren gritarme que me aleje y que olvide esa atención que no podrás darme; tan difícil es aceptar que me quieres lejos pero no quieres que me vaya, es confusa la intención que tienes hacia mí. Esa provocación que no es más que lo insegura que estás por lo que soy o seré.
¿Qué busco? Simple, única y exclusivamente esos segundos que, tú sin más remedio, con temor y una sonrisa que te duele, llamas vida.
La comodidad de tu ausencia no expresa nada de lo que realmente deseo, sólo un bienestar al nerviosismo que me provocas, que me alientas. La necesidad de verte y sentirte cerca es la razón por la que mis manos bailan al son de tu presencia. Se nota lo mucho que me haces temblar, que tu mirada me susurra lo que no quiero escuchar, un silencio.
Esa indiferencia tuya duele tanto que hace enmudecer mi intención, provoca mi silencio y mi frialdad.
Quiero esa atención tuya, ese tiempo al que le haces nudos, dobleces y cortes para poder tratar de ser feliz. Quiero intentar ser parte de ese tiempo para ayudarte a adornarlo…